Mons. Lozano pidió rezar por los que a 35 años de Malvinas sobrellevan heridas no curadas

Mons. Lozano pidió rezar por los que a 35 años de Malvinas sobrellevan heridas no curadas

San Juan (AICA): El arzobispo coadjutor de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Eduardo Lozano, aseguró que al evocar el 2 de abril de 1982, inició de la Guerra de Malvinas, “en la memoria nos hace resurgir un sabor amargo”, y pidió rezar por “los jóvenes que murieron, y también por los que aún hoy, a 35 años, sobrellevan heridas no curadas del todo”.
El arzobispo coadjutor de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Eduardo Lozano, explicó que “la enseñanza de Jesús quiere centrar muestra atención en la vida eterna, una vida que supera los límites de la muerte. Y esto se da gracias a la Pascua, y al bautismo que nos incorpora al mismo Cuerpo de Cristo”.

“Una realidad tan fuerte y vital que Jesús nos dice ‘Yo soy la vid; ustedes, los sarmientos’ mostrándonos que por nosotros corre su misma vida como la savia de un árbol. Esa vida nueva ya ha comenzado en nosotros, no es sólo promesa, sino realidad que está brotando”, destacó en su columna semanal.

“’Ustedes son mis amigos’, nos confiesa Jesús en la última cena, abriéndonos su corazón. Jesús no nos hace adherir a una ideología, sino que establece con nosotros una vinculación nueva, nos hace ser amigos, con todo el significado que esta palabra tiene”, agregó.

El prelado pidió volver la mirada a la muerte, porque “ella está más cerca de lo que sospechamos”, y aclaró: “No lo digo para que tengamos miedo, pero veamos cuántas veces nos sorprende en familias que conocemos: enfermedad, accidente, violencia… Y también otras circunstancias que limitan la vida o ponen un freno: la pobreza, la soledad, la traición, los fracasos”.

“Pero también tenemos que decir que la vida irrumpe con más fuerza aún: un nacimiento, gestos de solidaridad, las familias que educan con amor a sus hijos, la belleza de un paisaje”, subrayó.

Monseñor Lozano recordó que “cerca de la Semana Santa que comienza el próximo Domingo de Ramos nos abrimos a la tensión, la lucha entre la muerte y la vida. Una batalla que se despliega cada día, y que en la Pascua vemos que la última palabra no es la destrucción, sino la vida”.

Asimismo, expresó su alegría por la designación del padre Héctor Luis Zordán como nuevo obispo para la diócesis de Gualeguaychú, jurisdicción de la que fue diocesano hasta su promoción como arzobispo coadjutor. “Una gran alegría, por cierto también muy esperada. Él tendrá la hermosa tarea de fortalecer la comunión fraterna y renovar el impulso misionero. Rezamos para que el Espíritu Santo lo ilumine”, añadió.

“Hoy evocamos también lo acontecido el 2 de abril de 1982, que en la memoria nos hacer resurgir un sabor amargo. Recemos por los jóvenes que murieron, y también por los que aún hoy, a 35 años, sobrellevan heridas no curadas del todo”, concluyó.+

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