Que no decaiga nunca el ánimo y la esperanza, alentó el Papa a los afectados por el terremoto
Francisco fue recibido por el alcalde de la ciudad Maino Benatti, y por el padre Flavio Segalina, párroco de la catedral.
Dirigiéndose a los pobladores de la localidad italiana de Carpi, y de las localidades vecinas, que sufrieron los efectos destructivos del terremoto de mayo de 2012, el Santo Padre expresó su deseo de “abrazarme a ustedes y a los habitantes de las otras localidades golpeadas por el terremoto de mayo de 2012”.
“Ya mi venerado predecesor, Benedicto XVI, pocas semanas después del suceso, vino a este territorio a traer solidaridad y su coraje personal y de toda la comunidad eclesial. Hoy soy yo quien viene para confirmarles el afecto de toda la Iglesia y para testimoniar a cada uno mi cercanía y mis ánimos para el camino que todavía queda por hacer en la reconstrucción”.
El obispo de Roma destacó las labores de reconstrucción realizadas en estos años, y la fuerza de voluntad de los vecinos de Carpi, que les permitió levantarse después del desastre. “Sé bien de qué manera el terremoto comprometió el patrimonio humano y cultural de esta tierra suya”.
“Pienso en los dolores que han sufrido: los daños en las viviendas, en la actividad productiva, en las iglesias y en los otros monumentos cargados de historia y de arte y simbolismo espiritual, y de la civilización de un pueblo. Pero, sobre todo, pienso en las heridas interiores: el sufrimiento de los que habéis perdido a seres queridos y los logros de toda una vida de sacrificio”.
“Las heridas se cerraron, pero permanecerán toda la vida las cicatrices. Que mirando estas cicatrices encuentren el coraje de crecer y hacer crecer en dignidad, en fortaleza, en espíritu de esperanza”.
Francisco insistió en el importante testimonio “de dignidad y de solidaridad” mostrada en los días posteriores al terremoto. “En los días sucesivos al seísmo, suscitó gran admiración en todos el testimonio de dignidad y de interdependencia que mostraron. Se esforzaron para afrontar, con espíritu evangélico, la precaria situación causada por el terremoto, reconociendo y aceptando en los acontecimientos dolorosos la misteriosa presencia de un Padre que es siempre amoroso incluso en las pruebas más duras”.
En este sentido, animó a continuar con ese mismo espíritu de perseverancia ante la adversidad. “Mi deseo es que no decaiga nunca la fuerza de ánimo, la esperanza y la capacidad de trabajo que los distinguen. Que permanezca en ustedes la voluntad de no ceder al desaliento ante las dificultades que aún existen”.
El papa Francisco finalizó su mensaje con “una ferviente oración por las víctimas del terremoto, por sus familiares y por aquellos que viven en situaciones precarias”.
Después de este encuentro con los afectados, el Santo Padre se trasladó a la parroquia de San Giacomo in Roncole, donde realizó una ofrenda floral en el monumento conmemorativo de las víctimas de seísmo.
El Papa también se encontró con sacerdotes diocesanos, religiosos, religiosas y seminaristas en la capilla del Seminario de Carpi, donde saludó al obispo de la diócesis, monseñor Francesco Cavina.+
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