Los ángeles custodios son nuestros compañeros de camino hacia el Padre, recordó Francisco
El Santo Padre comenzó su reflexión retomando el capítulo del libro del Éxodo leído en la Primera Lectura: “He aquí que yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que te tengo preparado”.
Los ángeles, afirmó el Papa, son “la ayuda especial que el Señor promete a su pueblo y a nosotros que caminamos por el camino de la vida”.
La vida es precisamente un camino en el que debemos ser ayudados por compañeros, protectores, brújulas humanas que nos custodian de los peligros y de las insidias que podemos encontrar, observó el pontífice.
Entre los peligros Francisco señaló: “Está el peligro de no caminar. Y cuánta gente se establece y no camina, y durante toda su vida está detenida, sin moverse y sin hacer nada. Es un peligro. Como aquel hombre del Evangelio que tenía miedo de invertir el talento. Lo había enterrado, y pensaba: ‘Estoy en paz, me siento tranquilo. No podré hacer ninguna equivocación. Así no me arriesgo’. Y tanta gente no sabe cómo caminar y tiene miedo de correr riesgo y se enferma. Pero nosotros sabemos que la regla es que quien en la vida está detenido, termina por corromperse. Como el agua: cuando el agua está quieta allí, llegan los mosquitos, ponen los huevos, y todo se corrompe. El ángel nos ayuda, nos impulsa a caminar”.
Pero otros dos, prosiguió el Papa, son los peligros en el camino de nuestra vida: El peligro de equivocarse de camino, que sólo al inicio es fácil de corregir; y el peligro de dejar el camino para dispersarse en una plaza, yendo de un lado a otro como en un laberinto y el labirinto jamás te conduce a la meta, observó el Papa y añadió: Aquí está el ángel para ayudarnos a no equivocarnos de camino y caminar por él”, pero se necesita de nuestra oración y petición de ayuda.
El papa Francisco explicó más adelante que “el ángel está acreditado, tiene autoridad para guiarnos. Hay que escucharlo. Escucha su voz; no le seas rebelde. Escuchar las inspiraciones, que siempre son del Espíritu Santo, pero es el ángel quien nos las inspira”.
Seguidamente el pontífice preguntó a los presentes: ¿Ustedes hablan con su ángel? ¿Ustedes conocen el nombre de su ángel? ¿Ustedes escuchan a su ángel? ¿Se dejan llevar de la mano por el camino o que los impulse para moverse?”
Retomando después el texto del Evangelio de Mateo indicado en la liturgia del día: “No desprecien a los niños”, dice el Señor, porque “sus ángeles ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos”. Por lo tanto, observó el Papa, “en el misterio de la custodia del ángel, también está la contemplación de Dios Padre, y el Señor nos debe dar la gracia de comprenderlo.
El pontífice concluyó su homilía: “Nuestro ángel no sólo está con nosotros, sino que ve a Dios Padre. Está en relación con Él. Es el puente cotidiano, desde la hora en que nos levantamos hasta la hora en que vamos a la cama y nos acompaña y está en una relación entre nosotros y Dios Padre. El ángel es la puerta cotidiana a la trascendencia, al encuentro con el Padre: es decir, el ángel me ayuda a caminar porque mira al Padre y conoce el camino. No olvidemos a estos compañeros de camino”.+
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