“Queremos tener presente a las madres en su día y unirnos en la oración a los tantísimos gestos que formarán parte de esta celebración. De alguna manera estamos celebrando también el valor de la familia, la cual no es posible sin el don de la maternidad, de los hijos y de la esperanza”, señaló el prelado.
El obispo advirtió que en la actualidad “asistimos, lamentablemente, a una profunda contradicción en nuestra cultura”, y explicó: “Por un lado, la gente en general, pero sobre todo nuestro pueblo sencillo, tiene una especial devoción a las madres, y considera a los hijos como un don de Dios. Esto se expresa en los bellísimos sentimientos manifestados siempre, pero especialmente en este día. Y, por otro lado, asistimos a una desvalorización de la maternidad reflejada en una especie de antinatalismo promovido por grupos reducidos y poderosos, que proponen la anticoncepción para solucionar, sobre todo, el problema de la pobreza, sin recurrir a aquello que es clave para corregir este flagelo: una mayor y justa distribución de la riqueza, y el ejercicio de una solidaridad más globalizada”, detalló.
“Estos sectores poderosos y organismos internacionales muchas veces responden a una especie de capitalismo egoísta y salvaje. Manejan grandes medios y agreden a las familias constituidas, como es natural, por madres, padres e hijos, tachándolas de tradicionales y conservadoras. Asombrosamente se visten con el ropaje absurdo de autodenominarse progresistas y modernos, cuando en realidad responden contradictoriamente al peor capitalismo que, como dice el poeta y sacerdote, solo «pretenden eliminar a los comensales, antes que lleguen a la mesa»”, sostuvo.
“A esta contradicción e hipocresía de nuestra cultura actual se suman las presiones que ejercen estos sectores poderosos en nuestros congresos y legislaturas, con leyes que apoyan este antinatalismo y las ya conocidas posturas abortistas que dañan la familia. Lo insólito es que estas posturas de raíz capitalista, con políticas poblacionales de eliminación de pobres, insisten en pretender ponerse la camiseta de «progresismos de izquierda», cuando en realidad van a total contrapelo de lo que está en el corazón de nuestro pueblo”, añadió.
Sin embargo, monseñor Martínez advirtió que “a pesar de tantas propuestas violentas e individualistas «percibimos que la familia continúa siendo un valor apreciado por nuestro pueblo. El hogar es un lugar de encuentro de personas y en las pruebas cotidianas se recrea el sentido de pertenencia. Gracias a los afectos auténticos de paternidad, de filiación y fraternidad, aprendemos a sostenernos mutuamente en las dificultades, a comprendernos y perdonarnos, a corregir a los niños y a los jóvenes; a tener en cuenta, valorar y querer a los abuelos y a las personas con capacidades diferentes. Cuando hay familia, se expresan verdaderamente el amor y la ternura, se comparten las alegrías haciendo fiesta y sus miembros se solidarizan ante la angustia del desempleo y ante el dolor que provoca la enfermedad y la muerte»”, aseguró, citando el documento Navega Mar Adentro (NMA).
“El acompañar a las familias en sus gozos y sufrimientos será una de las mejores expresiones del servicio por el Reino. Por eso, queremos saludar a nuestras madres y rezar por la maternidad, con la certeza que es un don maravilloso de Dios, y por el valor de la familia. Encomendamos a los papás y mamás, para que puedan asumir su papel, y a los hijos, que son un signo de esperanza”, concluyó.+
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