Francisco elogió la belleza de la vocación de la comunidad de fieles que, inspirados en el “pobrecillo de Asís”, se dirigen a las personas de buena voluntad, quien “quiso vivir pobre y dejarse tocar por la pobreza de la gente. Así encontró la paz de Cristo y se convirtió él mismo en un hombre que vivía de los dones de la Providencia”.
Luego el Pontífice repasó la historia de la misión alemana, que comenzó en las parroquias de Bonn-Bad Godesberg, con el padre Andreas Müller como director, a quien elogió, presente en el encuentro. Del mismo modo, destacó la labor del actual director, padre Matthias Maier.
Antes de despedirse el Papa les dijo: "También hoy sufrimos a veces por los límites de la Iglesia. Las palabras del Crucificado son una llamada a todos nosotros. Una renovación sólo sucederá escuchando al Señor, dejándonos transformar por Él y continuando a hacer el bien con Él. Precisamente, ante los retos actuales queremos comprometernos más para un buen futuro para todos. Y a tal fin, su Centro Misionero podrá seguir dando su preciosa contribución”.
“¡Ante todo con el testimonio de su vida y de su fe!”, exclamó Francisco, y les deseó “una alegría y una confianza típicamente franciscanas”, para el jubileo que atraviesan este año.
El Centro Misionero Franciscano es una asociación alemana de caridad perteneciente a la Orden Franciscana, con sede en Bonn-Bad Godesberg. Se ocupa del desarrollo de proyectos humanitarios, sociales y pastorales, educación, información y derechos humanos.+
Publicar un comentario