Los obispos venezolanos denuncian los “crímenes de lesa humanidad” que padece su pueblo
“Nuestra preocupación se dirige a todos y cada uno de los hombres y mujeres de Venezuela, en especial a quienes se sienten abandonados y sufren las calamidades de la crisis actual. Reafirmamos la dignidad y centralidad de la persona humana”, hecha a imagen y semejanza de Dios y elevada a hijo de Dios por medio de la Encarnación, dijeron los obispos.
Recordaron, además, que para la Iglesia “ninguna persona puede ser menospreciada por ninguna ideología” o “finalizada a proyectos de carácter económico, social o político, impuestos por autoridad alguna”.
“Por su dignidad y centralidad, toda persona tiene unos derechos inalienables. El primero y fundamental es el de la vida, de donde surgen todos los demás”, acotaron los obispos, y añadieron que esos derechos son “universales”, “inviolables”, “irrenunciables” porque su “fuente última” se encuentra “en el hombre mismo y en Dios su Creador”.
Asimismo, lamentaron los delitos de lesa humanidad que ocurren en el país “bajo la mirada complaciente de las autoridades” y de la Fuerza Armada Nacional, que no tiene en cuenta lo que enseña la Constitución.
Entre estos crímenes, los obispos mencionaron “la deportación forzosa de colombianos y venezolanos, sin los procedimientos de ley”, “la encarcelación u otra privación grave de la libertad física”, “la tortura que se realiza en contra de detenidos por motivos políticos”, la desaparición forzada de personas”, la “privación del acceso a alimentos y medicinas”.
En su mensaje los obispos también expresaron su “profunda preocupación” por “los recurrentes ‘apagones’ a nivel nacional que, entre otras cosas, agudiza aún más la crisis de suministro y conservación de los alimentos y medicinas”.
“A esto se suma, además, el agravamiento del problema de la falta de agua potable en muchos lugares del país que, en su conjunto, amenaza con degenerar en una situación sanitaria de carácter catastrófico. Las múltiples protestas de los ciudadanos manifiestan el descontento generalizado ante la falta de respuestas de los organismos del Estado”, acotaron.
En ese contexto, la CEV afirma estar unida al “clamor del pueblo” que pide “un cambio político” ante la “ingobernabilidad” de un régimen ilegítimo.
“Es necesario reconocer la legitimidad jurídica y moral de la Asamblea Nacional para emprender caminos de entendimiento y solución. Resulta grave, ilegal e irresponsable el llamado a los ‘colectivos’ a reprimir a la gente cuando reclama legítimamente sus derechos fundamentales”, anunciaron.
En la conclusión del mensaje, los obispos escriben: “Al final de la Cuaresma solo podemos celebrar la Pascua del Resucitado, auténtico liberador de la humanidad, si todos los creyentes y personas de bien se unen a nuestros esfuerzos para iluminar el esplendor de la dignidad humana”.
“Instamos a aquellos que están atacando a sus hermanos a morir en crímenes contra la humanidad para salir de la oscuridad. Es necesario construir puentes y romper los muros de la división, para construir una patria que sea la casa de todos. Es nuestro desafío”, ¿lo asumiremos?”
El 94% de los venezolanos padece hambre y pobreza
El mensaje de los obispos llega unos días después de la publicación del Informe de las Naciones Unidas sobre Venezuela.
De los 29 millones de habitantes, el 94% padece actualmente hambre y pobreza extremas. Al menos 3.5 millones de venezolanos ya han huido hacia Perú, Colombia, Brasil, Guayana y Suriname, así como a Curazao y otras islas del Caribe. Los niños en edad escolar ya no asisten a la escuela y los enfermos no pueden ir a los hospitales porque falta todo. El número de personas que mueren por falta de medicamentos que salvan vidas de todo tipo crece cada día.
El arzobispo emérito de Caracas, el cardenal Jorge Urosa Savino, sugiere una solución: ayer, en algunas declaraciones a la prensa internacional, dijo: “Esta terrible crisis refleja la incapacidad de los gobernantes actuales para llevar la vida del país. Son simplemente incapaz de gobernar Venezuela”. Por lo tanto, la “solución radical pero pacífica de la crisis es que Maduro, ya rechazado por la mayoría de la población, se haga a un lado y ceda el poder que de hecho ocupa”.
“Es necesario aceptar la presidencia interina del Presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, que se proponga un gobierno de transición, previsto por el artículo 233 de la Constitución, para que se puedan celebrar elecciones transparentes y pueda comenzar una verdadera recuperación del país” concluyó el cardenal.
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