Reflexionando sobre el evangelio del día que narra la conversión de Zaqueo, el pontífice señaló que cómo lo hizo Jesús, “vayamos con misericordia al encuentro de aquellas personas que se han equivocado, para que ellas también puedan recibir a Jesús, que ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido”.
Ante los miles de peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro el pontífice explicó: “El evangelio de Lucas narra que Zaqueo, un publicano, es decir un recaudador de impuestos, al que Jesús “llama por su nombre: «Zaqueo, baja enseguida, porque hoy debo ir a tu casa». No lo reprende, no le da una “prédica”; le dice que debe ir con él: ‘debe’, porque es la voluntad del Padre. A pesar de las murmuraciones de la gente, Jesús decide quedarse en la casa de ese pecador público”.
“Esto es importante: la primera mirada no es la de Zaqueo, sino la de Jesús, que en medio de tantas caras que lo rodean de cerca, lo busca, precisamente, a él. La mirada misericordiosa del Señor nos alcanza antes de que nos demos cuenta de nuestra necesidad de ser salvados. Y con esta mirada del divino Maestro comienza el milagro de la conversión del pecador de Jericó”.
“A nosotros también nos habría escandalizado este comportamiento de Jesús. Sin embargo, el desprecio y la cerrazón hacia el pecador no hacen más que aislarlo y tornarlo más duro en el mal que comete contra sí mismo y contra la comunidad.
Dios, por el contrario, condena el pecado, pero trata de salvar al pecador, lo va a buscar para traerlo nuevamente al recto camino. Quien jamás se haya sentido buscado por la misericordia de Dios, difícilmente pueda percibir la extraordinaria grandeza de los gestos y de las palabras con que Jesús se detiene en Zaqueo”.
“La acogida y la atención que le brinda Jesús llevan a ese hombre a un cambio de mentalidad rotundo: en un instante se da cuenta de cuán mezquina es una vida completamente tomada por el dinero, a costas de robar a otros y de recibir su desprecio. Tener al Señor allí, en su casa, le hace ver todo con una mirada distinta, y también con algo de ternura, de esa ternura con que Jesús lo ha mirado a él. Y también cambia su modo de ver el dinero y de utilizarlo: el gesto de acaparar, ahora es sustituido por el de dar”. “Al encontrar el Amor, y descubrir que es amado a pesar de sus pecados, se vuelve capaz de amar a los demás, convirtiendo el dinero en un signo de solidaridad y comunión”.
Luego del rezo de la oración mariana, el Papa expresó su solidaridad para con los ortodoxos etíopes. “Expreso mi cercanía a esta amada Iglesia – dijo -, y a su Patriarca, el querido hermano Abuna Matthias”.
Por último, expresó su “sentido agradecimiento a la Comuna y a la diócesis de San Severo, en Apulia, por la firma del protocolo de entendimiento, realizada el lunes pasado, 28 de octubre, que permitirá a los trabajadores jornaleros de los llamados “guetos de la Capitanata’, obtener un domicilio en las parroquias y así realizar la inscripción en el registro municipal.
La posibilidad de tener documentos de identidad y de residencia les brindará una nueva dignidad y les permitirá salir de una condición de irregularidad y explotación. Muchas gracias a la Comuna y a todos los que han trabajado en este plan”.
Publicar un comentario