Catamarca celebró a la Virgen del Valle: “Gracias a Ella, hoy podemos tener cielos nuevos y tierra nueva”
El obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, presidió la Eucaristía desde la catedral basílica y santuario dedicado a la Virgen Morenita, en San Fernando del Valle de Catamarca, acompañado por el vicario general de la diócesis, presbítero Julio Quiroga del Pino; el rector del santuario presbítero José Antonio Díaz, y los sacerdotes Julio Murúa, Héctor Salas, Marcelo Amaya, Juan Orquera, Lucas Segura, el capellán de la comunidad Fasta Catamarca, Sebastián Vallejo, y el padre franciscano Pablo Reartes.
El prelado Catamarqueño, revestido con la casulla propia de una celebración Solemne, de color celeste como el manto de la Madre del Valle, recordó el IV Congreso Mariano Nacional que estaba previsto para estos días, que fue suspendido a causa de la pandemia del Covid19, y oró por la pronta beatificación de fray Mamerto Esquiú.
La solemnidad fue celebrada en todas las diócesis argentinas, por disposición de la Santa Sede y de manera excepcional, por ser el Año Jubilar Diocesano y Año Mariano Nacional por los 400 años de la presencia de la Virgen del Valle en nuestras tierras, con oraciones y lecturas propias de esta Fiesta. El pueblo fiel se unió a la celebración a través de los medios digitales.
Durante la celebración rindieron homenaje hermanos y hermanas de la Vida Consagrada de la Comunidad Franciscana y Orden Franciscana Seglar, Monasterio Inmaculada del Valle Monjas Dominicas, Hermandad Dominicana, Fasta, hermanas Carmelitas Misioneras Teresianas, hermanas de la Fraternidad Eclesial Franciscana, hermanas Misioneras Catequistas de Cristo Rey, hermanas Nazarenas, hermanas Franciscanas Misioneras de la Natividad, Padres Lourdistas, hermanas del Verbo Encarnado e Instituto Cristíferas, entre otras congregaciones.
Monseñor Urbanc comenzó su homilía mencionando: “Todo mi ser siente que estamos viviendo un IV Congreso Mariano Nacional muy original e impensado para cada uno de nosotros”, y consideró que, de algún modo, “los devotos de la Virgen se han congregado”.
Seguidamente hizo referencia al reciente decreto que aprobó por unanimidad un milagro de fray Mamerto Esquiú: “Demos gracias a la Virgen del Valle que uno de sus predilectos hijos, el venerable fraile franciscano y obispo, Mamerto Esquiú, pronto se unirá a la multitud de beatos que la honran en el cielo; y que sea ahora una voz más autorizada y consultada para iluminar las realidades sociales y eclesiales en nuestra querida República Argentina”.
“Hoy, roguemos, con fe firme y confiada, que esta Reina clemente, que experimentó de manera singular la misericordia de Dios, acoja a cuantos acuden a Ella y escuche a los que la invocan en sus tribulaciones, en especial, en esta pandemia del Covid19 y el dengue. Pidamos con la certeza de que Ella es la dispensadora de piedad, que ruega sin cesar a su Hijo por nosotros, para que Él enriquezca con su gracia nuestra pobreza y fortalezca con su poder nuestra debilidad”.
Monseñor Urbanc afirmó: “Gracias a Ella, hoy podemos tener cielos nuevos y tierra nueva, más aún, tengo la convicción que esta crisis por la que pasa la humanidad hará surgir un nuevo orden mundial, no como lo estaban imaginando los ‘manda más’ de este mundo, sino como el único Soberano, ¡bendito sea su Nombre! Él hará descender del cielo la nueva Jerusalén, que ya está obrando en no pocos corazones, pero que se hará visible en los ámbitos de la vida social. Y podremos decir: ‘Lo de antes ya pasó porque nuestro Tata Dios está haciendo nuevos los corazones: fraternos, solidarios, compasivos, magnánimos, rectos, abiertos, sensibles y creyentes’”.
Al referirse al Evangelio proclamado, el obispo manifestó: “El Gólgota es el nuevo Belén para María en relación a la Iglesia. Ella es, para siempre, la única Madre del Redentor y la Redimida”, y añadió: “¡Qué bueno que María a lo largo de los siglos, las culturas, los continentes, los países, las regiones, los lugares, las coyunturas sociales, haya ido tomando diversos nombres, ropajes, colores, rostros, puesto que es la Madre de todos! Ella no se niega a que la reconozcamos como Reina, Señora, Esposa, Madre, o como humilde servidora, ya que se debe a todas las condiciones sociales, a todas las razas, a todos los tiempos”.
Después se refirió a la celebración que se vivirá dentro de 10 años, cuando en 2030 se cumplan 400 años de la presencia de la Virgen que decidió quedarse a la vera del río Luján, “y con ese gesto tan elocuente haberse ganado el corazón de todos los argentinos y ser reconocida como su celestial Patrona y Protectora”, expresó.
“Vuelto hacia Ti, Madre querida del Valle, te ruego que escuches el clamor de tus hijos, sus alabanzas y sus súplicas. Acoge benigna a cuantos te invocan en tus distintas advocaciones, porque cada uno te siente en su vida como las circunstancias se lo han ido presentando...”, suplicó el prelado. Luego agregó: “También te pido por mis hermanos obispos, activos o eméritos, y todos los sacerdotes y diáconos, con los cuales compartimos el servicio pastoral de nuestras comunidades. Te suplico de corazón que fortalezcas a todos los hermanos y hermanas que acogieron el llamado a vivir ejemplarmente los consejos evangélicos, como nuestro querido Fray Mamerto Esquiú, para que se enamoren más y más de Ti, y en Ti encuentren una firme motivación y ayuda para ser fieles a Jesús”.
Monseñor Urbanc concluyó su homilía pidiendo: “Intercede ante tu Hijo para que suscite muchas y santas vocaciones para todos los estados de vida de especial consagración en la Iglesia y para el servicio de la instauración de todas las realidades humanas en Cristo. Y a todos los que recibimos la gracia del bautismo, ayúdanos a ser, de verdad, auténticos, alegres y generosos discípulos misioneros de Jesús”.
Al concluir la celebración, se proyectó el video mensaje de monseñor Oscar Ojea, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina y obispo de San Isidro, en el que invitó a pedirle a la Virgen que enseñe a los argentinos a “vivir la fraternidad que viene del Evangelio y a cuidar la vida”. Ver noticia completa.+
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