Mons. Ojea a la Virgen del Valle: “Ayúdanos a salir de este momento difícil juntos”
“¡Qué mariano en nuestro pueblo!”, destacó, e invitó a ponerse bajo la mira de la Virgen en esta pandemia por el coronavirus.
“La mirada de la Virgen es en primer lugar la mirada de la ternura, que nos hace sentir familia, la mirada que nos da hogar, la mirada que nos enseña a ver lo que le pasa al hermano, a no estar sólo pendientes de nosotros mismos en el sálvese quién pueda. Esa mirada es la que construye verdaderamente un pueblo. Esto lo hemos experimentado tantas veces en nuestros santuarios marianos”, sostuvo.
Monseñor Ojea llamó a confiar en la Madre “en este momento difícil y contarle, con confianza, lo que nos pasa delante de su imagen”.
“Pongámoslo delante de la Virgen y pidámosle: ‘enseñanos a vivir la fraternidad que viene del Evangelio; enséñanos a cuidar la vida, la vida de los demás, la vida nuestra, y ayúdanos para poder salir de este momento difícil juntos, Madre, ya que estamos en la misma barca. Nuestra Señora del Valle, ruega por nosotros, ruega por el pueblo argentino”, concluyó.
Desgrabación del videomensaje
Si no estuviéramos sumergidos en la pandemia, a esta altura del mes estaríamos viajando a Catamarca, en el corazón del Año Mariano Nacional, para celebrar los 400 años de ese descubrimiento de la imagen de la Virgen del Valle en la gruta de Choya.
¡Qué mariano en nuestro pueblo! Este quiere ser nuestro modo de unirnos espiritualmente a la diócesis de Catamarca, a su obispo monseñor Luis Urbanc y a todo el norte argentino, especialmente desde aquí.
En realidad una madre saben perfectamente, con una mirada, lo que le pasa a su hijo. Y Jesús al recibir la última mirada de su madre en la cruz que, posiblemente, era su único consuelo, su descanso, quiso regalarnos esa mirada. La hizo Madre nuestra: mujer aquí tienes a tu Hijo, aquí tienes a tu Madre.
Pongámonos en esta pandemia bajo la mirada de la Virgen. La mirada de la Virgen es en primer lugar la mirada de la ternura, que nos hace sentir familia, la mirada que nos da hogar, la mirada que nos enseña a ver lo que le pasa al hermano, a no estar sólo pendientes de nosotros mismos en el sálvese quién pueda. Esa mirada es la que construye verdaderamente un pueblo. Esto lo hemos experimentado tantas veces en nuestros santuarios marianos.
La mirada de la Virgen además es una mirada que se concentra en cada uno, es la Madre de todos, y la Madre de cada uno. Tiene como todo el tiempo del mundo para mirar a cada hijo. Por eso debemos confiar en la Madre en este momento difícil y contarle, con confianza, lo que nos pasa delante de su imagen.
Para las madres no tenemos edad, somos siempre los mismos. Podemos ser chicos, grandes, de edad mediana, para Ella somos siempre los mismos, porque Ella conoce nuestra historia.
Por eso pongámoslo delante de la Virgen y pidámosle: ‘enseñanos a vivir la fraternidad que viene del Evangelio; enséñanos a cuidar la vida, la vida de los demás, la vida nuestra, y ayúdanos para poder salir de este momento difícil juntos, Madre, ya que estamos en la misma barca. Nuestra Señora del Valle, ruega por nosotros, ruega por el pueblo argentino.
Informes: www.episcopado.org y en las redes sociales Facebook, Twitter, Youtube e Instagram.+
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