Mons. Taussig: El padrenuestro nos da "luz y sentido"
Para ello, recordó la historia de Tatiana Goricheva, una joven rusa de la década del ’60. “Había sido medalla, abanderada en la escuela primaria y en la escuela secundaria, estudió física en una universidad de Moscú y fue diploma distinguido, medalla de oro. Después hizo una carrera de investigadora y se convirtió en el modelo de la joven en ese país socialista que era puesto como ejemplo para toda la juventud rusa”.
“Fue muy famosa y así, siendo yo joven en esos años, también la conocí. Al fin de esa década entró en una crisis de sentido de su vida. Todo el esfuerzo que había hecho, todos los premios que había obtenido, todos los logros y todo el futuro que tenía como investigadora en física no le llenaban lo que buscaba su corazón. Quería encontrar la felicidad”.
“¿Qué hizo? En el primer momento miró a Occidente. Era la época de la revolución del Mayo del ’68. Se puso en contacto con la literatura europea de lo más decadente del Occidente y allí entonces experimentó el existencialismo, probó las drogas, el alcoholismo, permisivismo sexual, y su crisis se fue agudizando, se fue haciendo cada vez más vacío el sentido de su vida”.
“Entonces miró al Oriente, a las grandes tradiciones religiosas de Asia, al budismo y aprendió yoga y fue a una escuela de los maestros de yoga y ahí le enseñaban a repetir mantras, esas oraciones cortitas. Iba aprendiendo distintos ejercicios, hasta que en un momento le enseñan a decir: ‘Padre nuestro que estás en los cielos’ y lo tenía que repetir muchas veces. Ahí se le hizo una luz y se dio cuenta que ahí estaba lo que ella estaba buscando”.
“Y preguntó: ¿De dónde nació esto? ¿De Buda? ¿De Confucio? No, de Cristo. ¿Y quién es Cristo? El que siguen los cristianos. ¿Y quiénes son los cristianos? Y entonces le indicaron fuera de Moscú, un pueblito muy chiquito donde había una iglesia de los cristianos ortodoxos y ella fue allí, y había uno de esos padres orientales con su gran barba. Ella se acercó y estaba como en un confesionario y le dijo: Yo quiero ser cristiana, quiero conocer el padrenuestro. Este humilde sacerdote de campo le explicó el padrenuestro y ahí Tatiana Goricheva encontró el sentido de su vida”.
“Después leyó el Evangelio, después el catecismo, después se bautizó y llegó a ser una de las grandes líderes, que al final no la podían poner presa por la fama que tenía como modelo la juventud soviética, y la exiliaron a París. Allí vivió muchos años, hizo mucho bien y falleció hace unos años”.
“A ella le cambió la vida el padrenuestro, la oración de los cristianos. Encontró el sentido pleno de su vida. Si nosotros rezamos bien el padrenuestro, esa luz y ese sentido que nos da la felicidad plena, lo vamos a saborear y descubrir plenamente”, aseguró.+
Publicar un comentario