El Instituto Hugo Wast recuerda a su presidenta honoraria Magdalena Sofía Martínez Zuviría
“Ejemplo de mujer y de escritora católica, que trabajó hasta el final de sus días en la evangelización de la cultura y en la defensa de la vida”, así la recuerda el doctor Rafael Breide Obeid, presidente del Instituto Hugo Wast.
Magdalena Sofía Martínez Zuviría -Madelon como la llamaban- nació en París el 26 de febrero de 1928. Fue la hija número doce de los trece hijos del matrimonio formado por Gustavo Martínez Zuviría y Matilde de Iriondo Iturraspe, ambos de familias muy antiguas en el país.
Descendiente dos veces del conquistador Juan de Garay, fundador de las ciudades de Santa Fe y Buenos Aires y nieta onceava de Hernando Arias de Saavedra, Hernandarias, primer gobernador hispano-criollo del Río de la Plata y corregidor de Cuyo. También descendía del conquistador Jerónimo Luis de Cabrera (nieta 12 doceava), fundador de la ciudad de Córdoba. Era tataranieta de Francisco Antonio Candioti, el Príncipe de los Gauchos, primer gobernador de la provincia de Santa Fe, y de Facundo Zuviría, presidente de la Asamblea General Constituyente de 1853 (tataranieta).
Tuvo dos hijos: Jorge Ignacio y Alfonso; y su tesoro más apreciado eran sus 7 nietos y 10 bisnietos.
Mano derecha de su padre, Hugo Wast
Habiendo nacido en el apogeo de la trayectoria de su padre “el más grande escritor hispanoamericano y Maestro de América”, como lo llamó el padre Furlong, su tarea principal fue colaborar con él en la labor de evangelización a través de la cultura.
Con motivo de inaugurar la biblioteca Gustavo Martínez Zuviría en el colegio “El Madero” de Paraná (2018) decía Madelón: “Fue un hombre bondadoso y piadoso, de una profunda formación teológica, un cristiano práctico, de misa diaria y comunión frecuente, fue fiel a sus principios y vivió conforme con ellos, así como creía, así pensaba y obraba. Vivía como sentía, sentía como escribía y escribía como obraba”.
Era habitual recibir sus cartas, cuando yo estaba en Buenos Aires y él pasaba muchos meses del año en su casa de campo ubicada en Cosquín, Córdoba, a la que bautizó “Flor de durazno”, como una de sus primeras obras, era muy común que en sus libros estuvieran los nombres de sus hijos o amigos, contaba Madelón.
“Ya en el año 1960 le rondaba en la cabeza un tema que le había sido pedido por sacerdotes y teólogos, y era el tema que en estos momentos se está debatiendo, me refiero al triste y doloroso tema del aborto, mi padre fue un adelantado en el tema, y comenzó a escribir una pequeña novela desde Flor de Durazno. Él me enviaba el manuscrito por correo y yo se lo transcribía en la máquina de escribir. Así concluyó esta maravillosa obra, que fue póstuma, ya que la terminó de escribir 20 días antes de morir el 28 de marzo de 1962 y fue editada al año siguiente de su muerte, en 1963”.
También fue la tarea póstuma de Madelón el comentario inicial de la última y bellísima edición de este libro por Editorial Virtudes.
En una carta “él me comenta sobre la idea de escribir la “novelita” que llevó por nombre “Autobiografía del hijito que no nació” y a continuación menciona otra novela que tenía la idea de publicar que en un principio se iba a llamar “La historia no tiene prisa”, pero finalmente se llamó “Año X”, obra que fue editada en 1960, con motivo del 150° aniversario de la Revolución de Mayo y que Madelón la transcribió a máquina.
También acompañó en 1960 a su padre a Madrid para asistirlo en la primera edición de sus Obras Completas publicadas por la importante editorial jesuita Fax.
El Instituto Hugo Wast
Luego del fallecimiento de su padre Madelón se dedicó durante los siguientes sesenta años a la difusión de sus obras colaborando sobre todo en el Instituto Hugo Wast.
Fundado por un grupo de amigos y admiradores del escritor y por iniciativa de Juan Bautista Magaldi, prestigioso escritor y periodista católico, amigo personal de Hugo Wast, el 20 de marzo de 1968, en la casa provincial de los padres jesuitas en Buenos Aires, nace el Instituto.
El Instituto dio a conocer numerosas muestras de interés de quienes lo admiraban y quisieron recordarlo -en todos los rincones de la Argentina- con artículos, conferencias y folletos sobre aspectos ignorados de su personalidad y obras, además de bautizar con el nombre Gustavo Martínez Zubiría o de su seudónimo Hugo Wast a innumerables colegios, escuelas, institutos, calles y bibliotecas a lo largo del país.
A partir del 2000 se unificó la personería de los herederos de Gustavo Martínez Zubiría para que el Instituto Hugo Wast administre los derechos de autor en beneficio del Instituto Hugo Wast y se fijó la sede del Instituto en Av. Córdoba 1567, Buenos Aires, en la casa de Madelón.
Al decidir el Instituto Hugo Wast la nueva edición de las Obras Completas corregidas por el mismo autor, en tres volúmenes publicadas por Ediciones Gladius (años 2014-2015), Madelón tuvo una destacadísima actuación estableciendo los textos genuinos, para fijar el texto oficial frente a las ediciones clandestinas y corrigiendo o coordinando la corrección de casi 6000 páginas.
En esta como en todas las obras del Instituto estaba Madelón siempre presente como una verdadera alma mater.
Fue una auténtica gran dama argentina, digna heredera de los ilustres próceres que fundaron nuestra Patria, no solo por su estirpe sino por su constante defensa de la vida física y espiritual del país. (Rafael Breide Obeid). +
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