En tiempos de pandemia, la Iglesia de Nueve de Julio camina en comunión

El obispo de Nueve de Julio, monseñor Ariel Torrado Mosconi, realizó un informe sobre la Iglesia diocesana en época de pandemia titulado “Seguimos caminando juntos a pesar de la adversidad”.

“La preocupación inicial se transformó en grata sorpresa y motivo de esperanza”, destacó el obispo en el informe sobre el modo como se está sobrellevando esta situación en cada una de las parroquias, instituciones, movimientos y grupos eclesiales.

Casi en el mismo momento en que se declaró la emergencia sanitaria, Cáritas diocesana se puso en contacto con cada una de las Cáritas parroquiales para dar y recibir propuestas de acción concretas así como para coordinar una actividad conjunta y orgánica.

Así pudo verse cómo en distintos puntos de la diócesis iban surgiendo rápidas iniciativas. A nivel conjunto, se decidió ponerse a disposición de las autoridades locales para colaborar participando en los comités de emergencia, en la distribución de alimentos o facilitando locales parroquiales como eventuales lugares de internación.

El vicepresidente de Cáritas diocesana, monseñor Carlos Arive, junto con su director, mantiene contacto con Cáritas nacional y cada una de las parroquiales, con los párrocos y el obispo, logrando un alto nivel de eficiencia tanto en la coordinación de acciones como de las ayudas concretas. Todo ello -según lo manifestó el padre Arive- deja ver una madurez en la caridad de los fieles, fruto de una vida espiritual honda e intensa.

La Junta catequística diocesana, encabezada por su director, padre Juan Carlos Pellegrino, se ha mostrado particularmente activa utilizando las nuevas tecnologías de comunicación y las inmensas posibilidades didácticas que estas ofrecen para el anuncio, la transmisión y la formación en la fe.

La imposibilidad de encuentro presenciales afecta especialmente a la catequesis de iniciación de los niños, por eso se están elaborando materiales digitales que cada catequista comparte y trabaja con los chicos y sus familias.

Paradójicamente, se va constatando que en tiempos de aislamiento sanitario se ha reforzado la comunicación y los vínculos mutuos entre las familias, las catequistas, la comunidad parroquial, creando un clima de fraternal comunión que redunda en el crecimiento en la fe.
“Es emocionante ver como las familias están rezando juntas” afirmó una catequista y en Facebook se ha visto asomar a un papá, que hasta ayer parecía un poco distante a la fe, para silabear el padrenuestro y el avemaría.

Asimismo, la Junta y su director ya mantienen conferencias virtuales con todos los coordinadores de catequesis de las parroquias, todo un avance en una diócesis geográficamente extensa, donde ahora hay imposibilidad de encontrarse y reunirse.

El área de Liturgia ha sido particularmente ingenioso y creativo para ayudar a la celebración de la fe en medio de los condicionamientos y dificultades de todos conocidas. La elaboración de materiales y sugerencias para celebrar la Semana Santa en los hogares y para la celebración diaria de la Eucaristía u otras acciones litúrgicas ha sido el objetivo y el servicio constante del delegado diocesano de Liturgia padre Germán Loriente, quien ha estado en contacto con los sacerdotes y los equipos de liturgia parroquiales por medio de las redes, enviando y recibiendo propuestas para, en definitiva, mantener alto la vida espiritual de los fieles en un tiempo nada fácil.

“Se ha redescubierto la 'domus familiae', la iglesia familiar y doméstica, tal como se vivía en los primeros tiempos del cristianismo y que el Concilio Vaticano II volvió a recordarnos”, hizo notar el padre Germán.

La Vida Consagrada se ha mantenido “al pie del cañón”, en esta batalla nada convencional contra la desesperanza y el covid-19, en sus dos particulares característica de oración y servicio. Como se ha visto en las redes o por comunicaciones personales, las religiosas con su oración son el sostén espiritual de toda la comunidad eclesial e interceden con su plegaria por el mundo entero. Muchas de ellas están abocadas también a acompañar por los medios virtuales de comunicación a personas solas, ancianas y vulnerables, a seguir dando clases a sus alumnos o colaborando con Cáritas y Pastoral de la Salud de sus comunidades.

Así como ya se anuncia y notan dificultades en la economía global y del país como en la de cada hogar, también en las parroquias ya se está sintiendo la falta de recursos. Ante esto el Consejo económico diocesano está trabajando en un plan para afrontar la situación.

En el primer momento de la emergencia, monseñor Torrado Mosconi dispuso que cada párroco se pusiese en comunicación con las autoridades locales para ofrecer la colaboración necesaria ante esta situación inédita y desconcertante que afectaría a la sociedad en su conjunto y, especialmente, a los más vulnerables como son los ancianos y los de menores recursos. Otra de las primeras preocupaciones del prelado diocesano fue mantener contacto frecuente con los sacerdotes para acompañarlos, tanto a nivel personal como en la guía pastoral de la comunidad. Así, por ejemplo, el presbiterio diocesano se dio cita el Jueves Santo para mantener un encuentro fraterno, rezar la liturgia de las horas y renovar sus promesas sacerdotales por medio de un video conferencia.

Esta misma modalidad se adoptó para otros organismos diocesanos como el Colegio de Consultores, Consejo presbiteral, Consejo de Asuntos económicos, Junta de Educación, Cáritas. Asimismo, monseñor Torrado Mosconi mantiene contacto con los Intendentes y demás funcionarios municipales de los diecisiete partidos que integran la diócesis, para expresarles la cercanía espiritual de la Iglesia y seguir colaborando con acciones conjuntas de atención a la población.

Por eso, al concluir el repaso por la situación diocesana, el obispo afirmó sentirse gratamente sorprendido porque, aun en medio de una situación de incertidumbre, angustia y pérdidas tanto humanas como materiales: “Ver reforzada la unidad en la tarea evangelizadora, la creatividad en las iniciativas pastorales y, sobre todo, la invisible pero no menos notable corriente de esperanza que recorre las comunidades” es consuelo, aliento y estímulo.

“Paradojalmente -afirma- estamos llevando a cabo, de un modo ni previsto ni pensado, nuestro lema y objetivo diocesano: Caminar en comunión para anunciar a todos la alegría del Evangelio”.+

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