Mons. Malfa: “Debemos tener la valentía de pedir perdón”
En su intervención, monseñor Malfa invitó a actuar con altura y aceptar los errores que pudieran haberse cometido en el pasado. “Debemos tener la valentía, como lo hizo el papa Francisco, de pedir perdón”.
Monseñor Malfa consideró que los obispos renuevan su compromiso de velar por los más pequeños y vulnerables al difundir esta guía elaborada por la Comisión Episcopal de Ministerios, aprobada durante la asamblea plenaria de abril de 2013 y corregida posteriormente por la Santa Sede.
El protocolo, como también lo llamó el prelado, prevé orientar a los obispos o a los demás ordinarios en los supuestos en los que deban intervenir, en sus respectivas jurisdicciones, por haber recibido noticias verosímiles de la comisión de alguno de los delitos contemplados.
Siguiendo lo expresado por Benedicto XVI, monseñor Malfa reconoció que en el pasado “se cometieron errores en la respuesta a las acusaciones” por delitos cometidos por sacerdotes u otros ministros y con menores involucrados.
“La realidad es que este tema ha socavado la credibilidad y confianza en la Iglesia”, admitió el obispo de Chascomús.
Protección a las víctimas
Monseñor Malfa sostuvo que la aplicación de este documento servirá para proteger a los menores de edad y “ayudar a las víctimas a encontrar apoyo y reconciliación”. Asimismo, consideró que las orientaciones “deben servir para dar unidad a la praxis de la conferencia episcopal, ayudando a armonizar mejor los esfuerzos de cada ordinario para proteger a los menores”.
El secretario general del episcopado pidió aplicar el protocolo “con gran sentido pastoral” y ser sensibles ante las situaciones dolorosas que acarrean los implicados. “Ustedes –dijo refiriéndose a los participantes del curso- deberán tratar con las personas, asesorar al obispo y desarrollar todo el proceso para establecer la verdad”.
Monseñor Malfa también pidió que las presuntas o comprobadas víctimas sean recibidas y escuchadas, al tiempo que sugirió velar por la integridad del clérigo acusado hasta que se establezcan sus responsabilidades.
“En todos los casos, permanece firme el principio según el cual el clérigo acusado o denunciado goza de la presunción de inocencia”, especificó el obispo.+
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