Ante una plaza de san Pedro repleta de peregrinos llegados de diversos países del mundo, el Pontífice basó su reflexión en el pasaje evangélico de Lucas en el que Jesús hablando a sus discípulos sobre los últimos tiempos, frente al templo de Jerusalén, les advierte sobre la condición efímera de las construcciones humanas y que no hay que reponer en ellas nuestra seguridad.
“La lectura del Evangelio de hoy, comenzó diciendo Francisco, contienen la primera parte del discurso de Jesús sobre los últimos tiempos, en la redacción de San Lucas”. “Jesús –continuó– lo pronuncia mientras se encuentra de frente al templo de Jerusalén, y se inspira en las expresiones de admiración de la gente por la belleza del santuario y de su decoración”.
Jesús advierte que “no quedará piedra sobre piedra” y Francisco afirmó que “no quiere ofender al templo, sino hacer entender, a ellos y también a nosotros, que las construcciones humanas, también las más sagradas, son pasajeras y no hay que poner en ellas nuestras seguridades”.
“¡Cuántas presuntas certezas en nuestra vida pensábamos que serían definitivas y después se han revelado como efímeras! Por otro lado, ¡cuántos problemas que parecían no tenían salida después fueron superados!”.
Francisco recordó que Jesús pide no aterrorizarse y dejarse desorientar por las “guerras, revoluciones y calamidades” porque “también ellas forman parte de la realidad de este mundo”.
“La historia de la Iglesia es rica en ejemplos de personas que han sostenido tribulaciones y sufrimientos terribles con serenidad porque tenían conciencia de estar en las manos de Dios”.
Dios “es un Padre fiel y premuroso, que no abandona nunca a sus hijos”, subrayó entonces el Papa. “Permanecer firmes en el Señor, caminar en la esperanza, trabajar para construir un mundo mejor a pesar de las dificultades y los acontecimientos tristes que marcan la existencia personal y colectiva es lo que realmente cuenta”.
Además, recordó que final del Jubileo y el cierra de las Puertas Santas este domingo. El Año Santo “nos ha llevado, por un lado, a tener fija la mirada hacia el cumplimiento del Reino de Dios, y por otro, a construir el futuro sobre esta tierra, trabajando para evangelizar el presente”.
El Pontífice finalizó destacando que en el Evangelio Jesús invita a tener “en la mente y en el corazón la certeza de que Dios conduce nuestra historia y conoce el fin último de las cosas y de los acontecimientos”.+
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