La Pastoral de Drogadependencia pide que se declare la emergencia nacional en adicciones
El documento fue dado a conocer en conferencia de prensa por el sacerdote y delegados diocesanos de Pastoral de las Adicciones de todo el país, reunidos desde ayer en la casa salesiana Domingo Savio, de la ciudad bonaerense de Ramos Mejía.
“No queremos drogas en nuestros lugares y apoyamos los intentos por erradicarlo. En ese sentido, entendemos que sería bueno poner la mirada también en los circuitos financieros que lo hacen posible, porque si no queda como un problema de los pobres y las fuerzas de seguridad cometen atropellos con los pibes”, sostiene el documento.
“¡No! el narcotráfico es una red multinacional con gerentes y CEOs, que saben tanto de complicidades políticas como de comunicación, de maquillar la realidad con teorías novedosas surgidas en universidades prestigiosas, de hacer lobby y buscar leyes favorables a su negocios”, advierte.
En este contexto, la Pastoral de Adicciones afirma que la “ausencia de oportunidades y respuestas aparece una voz que es imprescindible escuchar: la situación dramática de niños y jóvenes que padecen epilepsia refractaria y que encuentran en un derivado del cannabis el paliativo a sus dolencias. Entendemos que es imprescindible que quienes padecen esta enfermedad puedan tener su medicina, y que corresponde al Estado proveerla gratuitamente”.
“Lo que no queremos es que el reclamo justo de los familiares se entremezcle con políticas que hacen daño a otros. En definitiva, no estamos de acuerdo con las políticas liberales que reclaman el derecho de cultivar, tener o consumir drogas, porque entendemos que no todas las personas están en la misma situación, y vemos que a los pibes que no tienen o tienen pocas oportunidades en la vida, estas acciones les pueden costar carísimas”, aseveró.
Texto del documento
Como Comisión Nacional de pastoral sobre adicciones y drogadependencia, constituida por los delegados diocesanos de todo el país, queremos expresar nuestra gran preocupación por el momento que atraviesa nuestra patria respecto del tema que nos ocupa. Con claridad decimos que no se trata de un gobierno u otro, sino más bien de un problema que fue creciendo y, como una espiral, avanza profundizando el deterioro de la vida de nuestros jóvenes y destruyendo el tejido social.
Es así que, cotidianamente, llegan a nuestras parroquias e instituciones presentes a lo largo del territorio nacional, en nuestros pueblos y ciudades muchos pibes, gurisas, changos y chinitas que perdieron su libertad por la falta de sentido y oportunidades, y quedaron entrampados en las redes del consumo de alguna droga, tanto legal como ilegal. Acompañamos el sufrimiento de sus familias y seres queridos. Esto sucede incluso en los pueblos más chiquitos, en los que para poder ver a un psicólogo o especialista en salud mental hay que viajar 100 o 200 km. La situación es desesperante y nos preguntamos cuál es la respuesta que como sociedad estamos ofreciendo. Debemos sincerarnos. En los centros urbanos estamos discutiendo modos novedosos de intervenir, organizando congresos y analizando las falencias de los distintos paradigmas y modelos teóricos, muchas veces importados, y la respuesta sigue siendo insuficiente, mientras hay cerca de un millón de jóvenes que no estudia ni trabaja en nuestro país.
En ese sentido, advertimos que la respuesta que se sigue dando es con un acentuado enfoque en la dimensión represiva hacia los sectores más vulnerables. Basta comparar el presupuesto del Ministerio de Seguridad con el de la Sedronar para comprender la desproporción de la que estamos hablando. Pero hay que decirlo, si a nuestros jóvenes no les ofrecemos oportunidades reales para crecer, para descubrir el sentido de la vida, políticas públicas de prevención y un sistema de salud adecuado, van a ser estructuralmente vulnerables. No alcanza con perseguir al narcotráfico, hay que cuidar a los pibes.
Desde ya que no queremos drogas en nuestros lugares y apoyamos los intentos por erradicarlo. En ese sentido, entendemos que sería bueno poner la mirada también en los circuitos financieros que lo hacen posible, porque sino queda como un problema de los pobres y las fuerzas de seguridad cometen atropellos con los pibes. ¡No! el narcotráfico es una red multinacional con gerentes y CEOs, que saben tanto de complicidades políticas como de comunicación, de maquillar la realidad con teorías novedosas surgidas en universidades prestigiosas, de hacer lobby y buscar leyes favorables a su negocios.
En este contexto de ausencia de oportunidades y respuestas aparece una voz que es imprescindible escuchar: la situación dramática de niños y jóvenes que padecen epilepsia refractaria y que encuentran en un derivado del cannabis el paliativo a sus dolencias. Entendemos que es imprescindible que quienes padecen esta enfermedad puedan tener su medicina, y que corresponde al Estado proveerla gratuitamente.
Lo que no queremos es que el reclamo justo de los familiares se entremezcle con políticas que hacen daño a otros. En definitiva, no estamos de acuerdo con las políticas liberales que reclaman el derecho de cultivar, tener o consumir drogas, porque entendemos que no todas las personas están en la misma situación, y vemos que a los pibes que no tienen o tienen pocas oportunidades en la vida, estas acciones les pueden costar carísimas.
Por último, por la gravedad del momento que estamos viviendo, por las muertes, tragedias, y sufrimientos de miles de pibes y pibas a lo largo del país, de hombres y mujeres, por el dolor de sus familias, por nuestros barrios, villas, pueblos y ciudades, por el Padre Juan Viroche y todos los que día a día dan la vida, este equipo pide la pronta declaración de la emergencia nacional en adicciones, y reclama a los distintos niveles del estado: municipales, provinciales y nacional, a los medios de comunicación, a las empresas, a las iglesias y distintos credos que se hagan eco de este pedido, que como un grito que se eleva al cielo de la patria: ¡Basta! ¡Basta! ¡¡¡¡Ni un pibe menos por la droga!!!! Hay que ponerse a trabajar.
Invitamos a todos a ponernos la Patria al hombro como nos pide el Papa. Que la Virgen de Luján, patrona de nuestra Patria nos enseñe el camino del compromiso y nos revele las fibras de solidaridad que son la identidad de nuestro pueblo argentino.+
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