Mons. Arancedo: “El camino del cristiano es la paciencia perseverante”
“La constancia o perseverancia no se oponen a esa necesaria disponibilidad de cambio tan importante en nuestra vida cristiana, ella es signo de la presencia del Espíritu”, destacó.
El prelado explicó que “la constancia es fidelidad profunda al don de la fe con todo lo que ello implica de valores, de vocación, de estilo de vida. Pero es, al mismo tiempo, disponibilidad al cambio en la continuidad de un camino. No es terquedad sino fortaleza, que es un don del Espíritu llamado a orientar y sostener nuestra vida”.
“Para la constancia el cambio posible es lo nuevo, no lo novedoso. El primero es continuidad y se vive en paz, el segundo es ruptura, discontinuidad”, diferenció, y agregó: “Esto que le pidió el Señor a los discípulos, hoy nos pide a nosotros”.
Monseñor Arancedo afirmó que “así como debemos pedir el don de la fortaleza, también debemos pedir el don de la sabiduría para comprendernos en ese marco único y personal de una historia de salvación, a la que somos llamados”.
“El encuentro con Jesucristo no puede ser un diálogo intimista, ni una cuestión de momento que nos satisface, sin consecuencias en nuestras relaciones: ‘La transformación interior de la persona humana, en su progresiva conformación con Cristo, es el presupuesto esencial de una renovación real de sus relaciones con las demás personas’. En este camino de transformación en Cristo es necesaria esa continuidad y disponibilidad al cambio, que nos hace crecer en nuestra vida cristiana”.+
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