Mons. Buenanueva invitó a“educar en la solidaridad como virtud”
San Francisco (Córdoba) (AICA): El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, escribió una reflexión para el diario La voz de San Justo en la que llamó a dejar de lado la indiferencia y “hacerse cargo” de la vulnerabilidad del prójimo para tener verdaderamente una vida plena. El prelado propuso “educar en la solidaridad como virtud”.
Monseñor Buenanueva se refirió a la experiencia de vulnerabilidad que muchas personas sintieron en los últimos días por las copiosas lluvias que cayeron en el noreste cordobés y provocaron inundaciones en varias localidades y parajes del territorio diocesano.
“Somos vulnerables. Es así. Lo contrario es una gran ilusión. Nadie puede asegurarnos una tranquilidad perpetua y despreocupada. Esto es difícil de asimilar en la sociedad del ocio, el bienestar y el consumo, que ha hecho de disfrute uno de sus valores más altos y movilizadores”, manifestó el prelado.
A pesar de esta realidad, el obispo consideró que la experiencia de la propia vulnerabilidad puede ser una puerta abierta para dar “uno de aquellos saltos de calidad que toda vida necesita para humanizarse realmente”, y que es la solidaridad y la preocupación por el otro.
“En estos días en que hemos experimentado que las inclemencias del tiempo pueden con nosotros, nos desbordan y nos ponen en crisis, hemos podido ver también lo mejor de la condición humana”, aseguró. “La respuesta ante la desesperada situación de muchos vecinos ha sido la solidaridad de otros vecinos”, agregó.
Para que no sea “una reacción fugaz que prontamente se diluye” en la “cotidiana indiferencia”, monseñor Buenanueva propuso “educar en la solidaridad como virtud”, no solo como gesto puntual.
Recordando cómo definía san Juan Pablo II la solidaridad, el prelado expresó: “No es, pues, un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos”.
“Esta solidaridad se funda en la firme convicción de que el mayor freno al pleno desarrollo humano es el afán de ganancia y la sed de poder que constituyen verdaderas actitudes y estructuras de pecado que envenenan el clima social hasta tornarlo irrespirable”, advirtió el obispo.
“Somos vulnerables. Sí. Pero dejemos de estar obsesionados por nuestra propia condición. Miremos la vulnerabilidad de los demás y hagámonos cargo de ella. Ese es el secreto de una vida verdaderamente plena. Así lo vivió y enseñó Jesús”, concluyó.+
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