Peregrinación náutica de la Virgen del Nahuel Huapi a la primera misión patagónica
Allí el prelado, el padre Pascual Bernik CMF y un grupo de fieles rezaron una oración, recordaron a los primeros misioneros y arrojaron pétalos de rosas a las aguas.
La imagen de la Virgen fue trasladada a bordo de una embarcación de la Prefectura Naval Argentina que, tras la peregrinación náutica, regresó a Puerto San Carlos, previa navegación frente a la catedral. Luego fue trasladada en procesión hasta los jardines del templo, donde hubo un acto cívico-religioso conmemorativo y monseñor Chaparro presidió la misa.
La peregrinación náutica, en la que se bendicen las aguas y se invocan la protección de la patrona de Bariloche, llevó por lema "Navegamos mar adentro de la historia y de la mano de Nuestra Señora de los Poyas y Puelches para recuperar la memoria de la Misión Nahuelhuapi 1670 - 1717".
La iniciativa diocesana se enmarcó en el Año Santo de la Misericordia, para que “la Iglesia particular que guía y conduce el padre obispo se haga más fuerte y eficaz”, y que sea estímulo para “alcanzar y cruzar la Puerta Santa, según la propuesta del papa Francisco”.
La historia de la advocación
En 1670, el lago Nahuel Huapi era sede de una misión jesuítica dirigida por el padre Nicolás Mascardi. En ese entonces, el sacerdote recibió una imagen de la Virgen de Loreto desde la capital del virreinato del Perú, a cargo de los territorios al sur del continente. La imagen fue rebautizada como Nuestra Señora de los Poyas, ya que en aquel momento estos indígenas habitaban la zona. Luego, el padre Felipe Laguna le agregó el título de Señora de los Puelches.
En 1717, ante la oposición aborigen, la misión jesuítica debió dejar la zona. Con la misión, se extravió la imagen, hasta que la investigación histórica determinó que la sagrada imagen se encontraba en la iglesia de Achao, en Chiloé, Chile. Allí se la venera como la Virgen de Loreto y su templo es patrimonio de la humanidad.
La imagen retornó a San Carlos de Bariloche el 4 de junio de 2003, con una caravana de achaínos que la entregaron en la sede del obispado. Como contraparte, la comunidad diocesana les obsequió una réplica elaborada por el escultor chileno Milton Muñoz.
Con el retorno de la imagen, surgió la idea de hacer una peregrinación por el lago. La primera de ellas unió San Carlos de Bariloche con el punto en que se desarrolló la misión del Nahuel Huapi, en lo que actualmente es el campo de la familia Ortiz Basualdo, en la provincia del Neuquén. En aquella ocasión memorable, se contó con catamaranes y se embarcaron 900 personas, muchas de las cuales nunca habían navegado o no conocían de cerca este espejo de agua.
En la segunda procesión, se unió la localidad con otro de los puntos de la misión jesuítica, como la actual Dina Huapi, a los pies del cerro Leones.+
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