El Papa respondió a las preguntas de algunos de los presentes e improvisó unas palabras con ellos, dejando de lado el texto del discurso que tenía preparado y que se los entregó para que lo leyeran.
El pontífice subrayó en el discurso que les entregó que “no son agencias sociales, sino organismos eclesiales que comparten la misión de la Iglesia” y en que están llamados, según sus estatutos, a “asistir al Papa y a los obispos en su ministerio de la caridad”.
“Ella se vuelve concreta no sólo en la eficacia de las ayudas brindadas, sino sobre todo en la capacidad de hacerse prójimo, acompañando a los más necesitados con la actitud fraterna del compartir. Se trata de hacer resplandecer la caridad y la justicia en el mundo, a la luz del Evangelio y de las enseñanzas de la Iglesia, implicando a los mismos pobres, para que sean los verdaderos protagonistas de su desarrollo”.
El Papa agradeció, también en nombre de la Iglesia, la misión de Cáritas y destacó que, con el poder del Evangelio, podemos ayudar a cambiar y mejorar el mundo: el hambre y la pobreza “no son una fatalidad”:
“Les agradezco tanto, en nombre de toda la Iglesia, por lo que hacen por los últimos. Los aliento a proseguir en esta misión, que hace sentir a la Iglesia como verdadera compañera de viaje, cercana al corazón y a las esperanzas de los hombres y de las mujeres de este mundo. Sigan llevando el mensaje del Evangelio de la alegría, sobre todo a los marginados, pero también a los que tienen el poder de cambiar las cosas, porque es posible cambiar. La pobreza, el hambre, las enfermedades, la opresión no son una fatalidad y no pueden representar situaciones permanentes. Con fiando en el poder del Evangelio, podemos contribuir verdaderamente a cambiar las cosas o al menos a mejorarlas. Podemos reafirmar la dignidad de cuantos esperan una señal de nuestro amor y proteger y construir juntos ‘nuestra casa común’”.
Asimismo, en las palabras del Papa, un especial aliento a Caritas Internacional en lo que se refiere al tema de las migraciones, invitando a perseverar en “el coraje evangélico, a rechazar todo lo que humilla al hombre y toda forma de explotación que lo degrada”, e impulsando la paz:
“Me alegra mucho saber que Cáritas Internacional llevará adelante una campaña sobre el tema de la migración. Espero que esta bella iniciativa abra los corazones de tantos a la acogida de los refugiados y de los migrantes, para que realmente puedan sentirse “en casa” en nuestras comunidades. Impulsen con esmero y renovado compromiso los procesos de desarrollo y los caminos de la paz en los países de los que estos hermanos y hermanas huyen o dejan buscando un futuro mejor”.
“Sean artesanos de paz y de reconciliación entre los pueblos -expresó por último el Papa en su discurso-, entre las comunidades, entre los creyentes. Pongan en marcha todas sus energías, su compromiso, para trabajar en sinergia con las otras comunidades de fe, que como ustedes, centran su atención en la dignidad de la persona. Luchen contra la pobreza y, al mismo tiempo, aprendan de los pobres”. Déjense inspirar y guiar por su vida sencilla y esencial, por sus valores, por su sentido de solidaridad y su compartir, su capacidad de levantarse en las dificultades, y, sobre todo, por su experiencia vivida del Cristo sufriente, Él que es el único Señor y Salvador. Aprendan, por lo tanto también de su vida de oración y de su confianza en Dios”.+
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