El Santo Padre asegura que la presencia de estos profesionales en territorios en conflicto es un signo de esperanza para muchos, porque muestran el lado más humano y misericordioso de la guerra.
Como decía Pablo VI en la celebración de la XI Jornada de la Paz en 1978: Los médicos son “personas doctas, valientes y buenas, que han hecho de la ciencia y el arte sanitario su vocación y su profesión”. A lo que el papa Francisco añadía en 2016, en su discurso ante una representación de médicos españoles y latinoamericanos en el Vaticano: El compromiso de los médicos “no solo se apoya en su competencia técnica, sino principalmente en su actitud compasiva y misericordiosa hacia los que sufren en el cuerpo y en el espíritu. La compasión es de alguna manera el alma misma de la medicina. La compasión no es lástima, es padecer-con”, señalaba.
Actualmente, existen más de 20 conflictos armados en el mundo, de los cuales 7 –según Acnur– han causado un mayor número de víctimas y desplazados forzados: Yemen, Irak, Siria, Sudán del Sur, Somalia, Afganistán y Ucrania, además de la República Democrática del Congo o la República Centroafricana, que se encuentran en conflicto constante desde hace años.
Como denuncian diversas organizaciones humanitarias, en las guerras de hoy, los hospitales y centros sanitarios ya no pueden considerarse un lugar seguro, porque son bombardeados de manera rutinaria como objetivos bélicos, en contra de lo que manda el Derecho Internacional Humanitario.
El padre Frédéric Fornos, director internacional de la Red Mundial de Oración del Papa (incluye el Movimiento Eucarístico Juvenil) recuerda que en los conflictos armados son los civiles las principales víctimas, “por eso el personal de salud en zonas de guerra es esencial. Salvan vidas y alivian sufrimiento en condiciones peligrosas”.
Sin embargo, muchas veces son atacados, en vez de que se respete el derecho internacional humanitario. “Recordemos y recemos por estos hombres y mujeres que ofrecen la propia vida para salvar la vida de los otros”, animó.
Como lo indicó el papa Francisco en Gaudete et exsultate “el ofrecimiento de la propia vida por los demás es también camino de santidad”. Y como sostuvo Francisco en el encuentro con la Cruz Roja italiana el 27 de enero de 2018: “El Buen Samaritano no somete al hombre herido a ningún examen previo, no lo juzga y no subordina su ayuda a las prerrogativas morales, ni siquiera a las religiosas”.+
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