Mons. Braida exhortó a los riojanos a cuidar la Casa Común y la vida humana
“En este día damos gracias a Dios por el regalo de la vida y por iniciar con renovada esperanza este nuevo año. Personalmente doy gracias por este primer año transcurrido entre ustedes en el que me he sentido muy bien recibido y he podido experimentar lo hermoso que es ‘caminar juntos para crecer juntos’ como les había propuesto hace un año”, expresó.
El prelado dio gracias a Dios por el don de la beatificación de los mártires riojanos: Wenceslao Pedernera, Carlos de Dios Murias, Gabriel Longueville y Enrique Angelelli, a los que consideró “más que nunca referentes claros para nuestras vidas e intercesores ante Dios de nuestras oraciones”.
Tras reiterar la necesidad de transitar “decididamente” como Iglesia diocesana el camino sinodal, recordó que también será un año para celebrar los 100 años de la aureolización de San Nicolás, al indicar que el 29 de junio de 1920, la imagen del patrono fue “coronada” por disposición del papa Benedicto XV.
Al referirse al Tinkunaco celebrado el día anterior, el obispo recordó que el beato Angelelli como “un grito de esperanza, un llamado a celebrar la vida todos juntos, porque sentimos la necesidad de mayor fraternidad, de mayor justicia, de mayor igualdad como hijos de un mismo Padre que está en los cielos”.
Monseñor Braida hizo también una exhortación a cuidar la Casa Común y la vida humana, sobre la base de documentos del papa Francisco, entre ellos la encíclica Laudato si’.
“Así como Francisco nos alienta a cuidar la casa común, de modo particular nos exhorta a cuidar la vida humana en todas sus etapas de desarrollo, reconociéndola como tal ya en su etapa de gestación”, sostuvo.
“Nuestro beato Enrique Angelelli en reiteradas ocasiones se manifestó claramente a favor de la vida en el seno materno advirtiendo sobre las consecuencias personales y sociales del aborto”, recordó.
Monseñor Braida señaló también que se está iniciando “un año de gracia, en el que se nos abre un gran abanico de posibilidades para crecer como sociedad” e invitó a ofrecer lo mejor de cada uno de los riojanos para que “ese crecimiento sea una realidad en todos”.
“Confiemos en Dios, confiemos en su presencia providente, confiemos en los hermanos con los cuales caminamos y confiemos en la misión que cada uno tiene en la sociedad para que este 2020 sea un año de gracia”, sostuvo.
El obispo riojano invitó a no dejar “pasar la historia sin ser parte activa en ella” y completó: “Este es nuestro tiempo, esta es nuestra hora, vivámosla con pasión y esperanza. Nuestro buen Dios nunca se deja ganar en generosidad y sabe asistirnos y recompensarnos a cada paso”.
“Que San Nicolás, nuestro santo obispo, nos guíe con su ejemplo y santidad particularmente en este año del centenario de su aureolización. Que los beatos mártires Wenceslao, Carlos, Gabriel y Enrique nos impulsen a entregar nuestra vida por una sociedad mejor donde brille la cultura del encuentro, la cultura del Tinkunaco. Que Nuestra Señora del Valle, nos acompañe en nuestro caminar cotidiano y nos ayude en el camino sinodal que queremos recorrer como Iglesia diocesana como servidores de la vida de nuestro pueblo. Y que el Niño Jesús Alcalde, nos conceda a cada uno y toda la comunidad la gracia que más necesitamos en esta hora de nuestra Patria y de nuestro Pueblo”, concluyó.+
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