Domingo de Ramos: Los obispos destacan la profundidad de la Semana Santa



Buenos Aires (AICA): En otras homilías de la misa del Domingo de Ramos, los obispos argentinos destacaron la importancia y profundidad de la Semana Santa, y advirtieron sobre las “cruces” y sufrimientos de los cristianos en la vida cotidiana.

En otras homilías de la misa del Domingo de Ramos, los obispos argentinos destacaron la importancia y profundidad de la Semana Santa, y advirtieron sobre las “cruces” y sufrimientos de los cristianos en la vida cotidiana.

* Mons. José Luis Mollaghan (Rosario): “Lamentablemente muchas personas creen que felicidad viene de tener más y más. Pero no es lo que tenemos lo que nos da la verdadera felicidad; ni tampoco la da el alcohol, cuando nos hace perder la cabeza, y poco a poco nos olvidamos de quiénes somos; y mucho menos la da la droga, que se vende como si fuera oro; y en realidad destruye nuestra vida. Jesús para salvarnos se hizo esclavo, se hizo mendigo por nosotros. Por eso nos invita a imitarlo, como hizo San Francisco, que comprendió el secreto de la Bienaventuranza de los pobres de espíritu… Ustedes podrán preguntar, dice el Papa: ¿Cómo podemos hacer que esta pobreza de espíritu se transforme en un estilo de vida, que se refleje concretamente en nuestra existencia? Ante todo, intenten ser libres en relación con las cosas. El Señor nos llama a un estilo de vida de sobriedad. Se trata de buscar lo esencial, de aprender a despojarse de tantas cosas superfluas que nos ahogan. Desprendámonos de la codicia del tener, para ayudar, para ser instrumentos del amor de Dios”. Texto completo de la homilía


* Mons. Luis Alberto Fernández (Rafaela): “La pasión de Cristo no es otra cosa que un momento donde pedimos que los jóvenes puedan estudiar, puedan recibirse y tener trabajo. Donde pedimos para que haya salud para todos. No queremos como recién cuando a Jesús le ofrecen en la cruz drogarnos y cuando lo vieron que se estaba muriendo lo quisieron drogar derramándole ese vinagre mezclado no se con qué. Queridos hermanos, acaso no sufrimos cuando a un hijo, a un joven se le quita la vida y cuando los narcos quieren vivir de todo ese dinero. Acaso también no nos tienta a nosotros en creer que el poder de este mundo es el poder de ser protagonista, de estar en las primeras planas de los diarios, por eso queridos hermanos esa pasión de cada día donde hay trabajo honesto, trabajo humilde, donde te levantas temprano ganándote el pan, no viviendo de arriba y de los otros. Donde tratas de enseñarles a los chicos que la vida tiene sentido cuando se vive con justicia, donde no queremos hacer barrios cerrados, encerrarnos y salvarse uno sino que queremos vivir entre todos donde sabemos compartir, menos aun que encierren a otros enjaulados en barrios como su algunos fueran distintos de otros. Y es verdad que esta pasión del Señor nos enseña también a vivir esa pasión de la vida”.


* Mons. Rubén Frassia (Avellaneda-Lanús): “Cristo se jugó, ¡qué cosa extraordinaria!, si Él se jugó por nosotros y para nosotros ¿cómo nosotros vamos a quedar igual?, ¿cómo vamos a ser indiferentes?, ¿cómo vamos a ser tan torpes, tan volubles y tan cambiantes? Donde decimos ‘hoy lo aplaudimos’ y después decimos ‘no me importa’, ‘ser cristiano es una cosa pasada de moda, ya pasó, ya fue’, ‘no hay que exagerar, no es para tanto’. En aquella época dijeron ‘¡crucifíquenlo, crucifíquenlo!’ Hoy la crucifixión ¿saben cuál es?: ignorar las cosas importantes, ignorar el amor de Jesús, haciéndolo pasar como fuera de moda, como que ya no tiene sentido. Cristo es el Señor de la Vida, de la Historia, de la Humanidad y nosotros estamos tocados a esto. ¡Que vivamos como resucitados y no como derrotados!, se los deseo y me lo deseo de corazón”. Texto completo de la homilía.+



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