Ciudad de México (AICA): “Las reformas son necesarias para adecuarnos al presente en la búsqueda de un futuro mejor. ¡Pero no nos engañemos! Si no se reforma la mente y el corazón, si no se reforma la conciencia que genere una auténtica escala de valores y nuestra capacidad de encuentro y fraternidad solidaria no habrá reforma que nos ayude a superar las intolerables desigualdades e injusticias sociales en el país”, expresó la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM) en un comunicado difundido el 30 de abril, donde los obispos hacen referencia de las recientes Reformas Constitucionales.
Los obispos aseguran, en el comunicado, que “nadie está dispensado de actuar para hacer el bien” en el país, y que esta labor era una responsabilidad de todos, pues “no podemos lamentar el mal sin actuar contra él”.
El documento episcopal señala que “con ustedes y como ustedes sentimos gran preocupación por el futuro de nuestro País. Por eso, ante las recientes Reformas Constitucionales aprobadas hacemos nuestras las inquietudes de nuestro pueblo y nos preguntamos de qué manera serán benéficas sobre todo para los que estuvieron permanentemente desfavorecidos, o si serán una nueva oportunidad para aquellos acostumbrados a depredar los bienes del País”.
Los obispos indicaron que “las reformas son necesarias para adecuarnos al presente en la búsqueda de un futuro mejor. ¡Pero no nos engañemos! “¡Nos falta una verdadera reforma interior para que el País sea mejor!”, aseguraron.
La CEM señaló que “aunque esta visión de la parte dolorosa de nuestra realidad podría llevarnos al fatalismo que nos vende la idea que ante el mal no hay solución; que es mejor legalizarlo en la droga o transar con él en el crimen, los creyentes, y en particular los cristianos, sabemos que el camino para superar todo lo que destruya la vida o la dignidad humana, necesita siempre la entrega generosa de la propia vida”.
“¡Cristo venció el mal y la muerte con el poder del bien y del amor!”, recordaron.
Los Prelados subrayaron que “a todos nos urge ser positivos y propositivos. No podemos lamentar el mal sin actuar contra él”.
“La búsqueda personal y sincera del bien, la vida familiar como transmisora de valores y de comunicación armónica, los diversos grupos e iniciativas sociales que buscan el mejoramiento de la vida política, económica, cultural, familiar, social, laboral, etc. son espacios de participación. ¡Esa participación debe ser cada vez más consciente, organizada y oportuna! No dejemos que las decisiones queden en manos de unos pocos que miran a sus propios intereses. ¡Actuemos!”.
Los obispos remarcaron que “nadie está dispensado de actuar para hacer el bien. El País es de todos; y entre todos tenemos que sacarlo adelante haciéndonos más participativos. Sin participación social nos hundiremos”.
“Los recién proclamados santos, San Juan XXIII y San Juan Pablo II, trabajaron en medio de múltiples obstáculos por un mundo mejor para todos, por su fe en Jesucristo y amor al prójimo. Ellos son un referente para nuestra desafiante tarea. La Iglesia mexicana seguirá contribuyendo a generar paz y unidad en nombre de Dios”.
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