En el acto se señaló la importancia de este acuerdo, considerado como
el primer fruto del Concilio Ecuménico Vaticano II en materia de relaciones entre la Iglesia y el Estado, según los principios de autonomía y cooperación. Y se destacó la continuidad de una política de Estado del país, desarrollada a lo largo de varios gobiernos hasta llegar a esa solución y mantenida luego pacíficamente.
El 10 de octubre de 1966 el Estado argentino celebró un acuerdo con la Santa Sede poniendo fin de este modo a varios siglos del régimen de patronato que había caracterizado las relaciones de la iglesia y el Estado desde el período colonial.
El patronato es una antigua institución que se refiere principalmente a la intervención del poder político en las designaciones de obispos, pero fue perdiendo vigencia con el paso del tiempo, al punto de que cuando se dispuso su cese ya había sido derogado en los hechos y funcionaba de un modo meramente formal.
Primer fruto del Concilio Vaticano II
El acto fue abierto por su secretario, Octavio Lo Prete, secretario del Instituto de Derecho Eclesiástico de la Facultad de Derecho Canónico, y asesor en la Secretaría de Culto, quien recordó que el papa Pablo VI dijo que en materia de relaciones entre la Iglesia y el Estado el acuerdo de 1966 fue el primer fruto del Concilio Vaticano II.
A continuación expusieron sobre distintos aspectos de la cuestión el actual secretario de Culto, Santiago M. de Estrada (cuyo padre, Santiago de Estrada fue embajador ante la Santa Sede entre 1958 y 1962, cuando empezaron las tratativas); el Nuncio apostólico Emilio Paul Tscherrig, que contextualizó el tema en el derecho canónico actual y la importancia que desde el Concilio Vaticano II se da a este tipo de acuerdos; el primer decano de la Facultad de Derecho Canónico y actual director del Instituto de Derecho Eclesiástico (UCA) Pbro. Lic. Ariel Busso, que explicó los orígenes históricos del patronato y su génesis no sólo en el país desde la época hispánica sino remontándose a las primeras centurias del cristianismo, y el ex secretario de la cartera de Culto Norberto Padilla.
Más de un centenar de personas asistió al acto, que se quiso realizar lo antes posible (si no se pudo hacer el 10 de octubre fue por el viaje presidencial a Roma). Muestra de la importancia que se le asignó es que se realizó en el Salón Dorado del Palacio San Martín, que se usa sólo para los grandes acontecimientos y estaba colmado.
Asistentes
Asistieron como invitados especiales autoridades de la conferencia episcopal Argentina, por la que estuvo el secretario general, monseñor Carlos Malfa, obispo de Chascomús, y el subsecretario, presbítero Pedro Brassesco, así como monseñor Joaquín Sucunza, vicario general de la arquidiócesis de Buenos Aires, y monseñor Bochatey, obispo auxiliar de La Plata. Estuvo presente el secretario de la Nunciatura Apostólica, monseñor Vincenzo Turturro.
Por la parte oficial, estaban también el subsecretario de Culto de la Nación, Alfredo Abriani, y el director general de Culto Católico, Luis Saguier Fonrouge.
Asistieron ex embajadores en la Santa Sede como Vicente Espeche Gil y Carlos Custer, reconocidos expertos en la materia como el presbítero doctor Hugo von Ustinov, presidente del Tribunal Eclesiástico de Buenos Aires, Juan Navarro Floria y Roberto Bosca; el presidente del Consejo Argentino para la Libertad Religiosa (CALIR) Raúl Scialabba, de confesión bautista; el actual decano, presbítero doctor Mauricio Landra, y la secretaria de la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Católica Argentina (UCA), Inés Franck.
También estuvieron el presidente del Consejo Argentino para las relaciones Internacionales (CARI) y ex canciller, Adalberto Rodríguez Giavarini; el presidente de la Corporación de Abogados Católicos, Enrique Ramos Mejía, y dirigentes de otras instituciones, iglesias y confesiones religiosas con actividad en el país.
Estaba presente también el doctor Angel Martín Centeno (hijo del doctor Angel Miguel Centeno, que fue subsecretario de Culto entre 1958 y 1962 y secretario de Culto entre 1989 y 1998), quien se mostró agradecido por las menciones llenas de encomio hacia la tarea de su padre.
El doctor Norberto Padilla señaló una verdadera política de Estado que a través de distintos gobiernos (Frondizi, Guido, Illia, Onganía) y funcionarios argentinos desde 1958 a 1966 arribó a este acuerdo, que firmó el canciller del gobierno de Onganía, Nicanor Costa Méndez. Al comenzar el discurso que debía pronunciar el 29 de junio de 1966 su antecesor, el canciller Miguel Angel Zavala Ortiz, se lee: “Desde 1810, Pueblo e Iglesia han esperado este arreglo. Lo han deseado en el transcurso de estos largos y azarosos 156 años de vida de la República, con paciencia pero sin renunciamiento”.+
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