Pero, señaló, “vendrá el día en que el mismo Dios pondrá las cosas en su lugar haciendo justicia”, porque “cada uno tendrá el destino eterno que se haya preparado con su conducta y su manera de obrar en este mundo”.
“Los que obran la injusticia e inequidad -aseveró comentando el libro del profeta Malaquías-, los que propician la muerte y no respetan la vida como don de Dios desde el momento de su concepción hasta su muerte natural, los que propician las guerras y esparcen la enfermedad de la droga y el alcohol, los que favorecen toda injusticia y discriminación, los que destruyen el sentido de la familia y propician todo tipo de violencia, para estos el día del juicio será como un fuego devastador”.
“En cambio -agregó- para los justos y piadosos, los caritativos y generosos, los que se juegan por la justicia y la verdad, por la familia y por el don de la vida, los que preservan a los niños y jóvenes, los que trabajan por el bien común, Dios será indulgente como es indulgente un padre con el hijo que le sirve”.
“Así se nos revela la bondad del Señor que por encima de todo mérito, recompensa a los que le aman y le sirven en esta vida: los iluminará como un sol de justicia, y después de haberle dado al mundo la luz de la gracia para que camine en la verdad y el bien, en la paz y la justicia, volverá para recibir en su gloria eterna a cuantos hayan obrado así”.+
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