Mons. Arancedo: “La Iglesia no debe mirarse a sí misma sino a Jesucristo”

Mons. Arancedo: “La Iglesia no debe mirarse a sí misma sino a Jesucristo”

Santa Fe (AICA): El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, destacó que la solemnidad de Cristo Rey, con la que concluye el año litúrgico e inicia el tiempo de Adviento, es “una fiesta que tiene un profundo sentido bíblico y eclesial”. “La Iglesia no debe mirarse a sí misma sino a Jesucristo. Esta es una exigencia que siempre nos debe examinar para ser una Iglesia discipular y misionera desde Jesucristo”, subrayó en su alocución semanal.

El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, destacó que la solemnidad de Cristo Rey, con la que concluye el año litúrgico e inicia el tiempo de Adviento, es “una fiesta que tiene un profundo sentido bíblico y eclesial. Cristo es la respuesta definitiva de Dios al hombre: ‘Si, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree tenga Vida eterna’”.

“Siempre debemos partir de esta certeza de fe que se apoya en la revelación del amor de Dios, y del cual Jesucristo es su Palabra que habitó con nosotros”, subrayó en su alocución semanal por radio.

“Cuando Pilato le pregunta a Jesús si él es Rey, le responde: ‘Tu lo dices: yo soy Rey. Para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz’. Esta misión de Jesucristo es el que se prolonga en la Iglesia; ella no puede decir otra palabra que no sea la de Jesucristo. Esta es su verdad y su compromiso”, agregó.

El prelado sostuvo que “la relación de Cristo con la Iglesia ha sido un tema constante en el pensamiento cristiano. Ya san Ambrosio en el siglo IV tuvo aquella bella y significativa expresión, que luego ha sido retomada a lo largo de la historia: ‘La Iglesia es como la luna, decía, no brilla con luz propia, sino con la luz de Cristo’”.

Asimismo, recordó que esta misma figura la retomó el papa Francisco durante su visita a Ecuador, donde afirmó: “El sol es Jesucristo, y si la Iglesia se aparta o se esconde de Jesucristo, se vuelve oscura y no da testimonio”.

“La Iglesia no debe mirarse a sí misma sino a Jesucristo. Esta es una exigencia que siempre nos debe examinar para ser una Iglesia discipular y misionera desde Jesucristo”, concluyó.+

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