Mons. Frassia habló de la necesidad de reparar el mal y la injusticia

Mons. Frassia habló de la necesidad de reparar el mal y la injusticia

Avellaneda (Buenos Aires) (AICA): “Ante la multitud de pecado, ante tanta injusticia, si hay un verdadero arrepentimiento y una conversión, también tiene que estar la consabida reparación. Así en todos los ámbitos. Si se robó, si se mintió, si se perjudicó, si se calumnió, si se hizo injusticia, si se fue injusto con cualquier persona, es necesario reparar; si no se repara no hay arrepentimiento verdadero, no hay verdadero gozo del encuentro con el Señor”, expresó el obispo de Avellaneda-Lanús, Mons. Rubén Frassia.
“Ante tanta multitud de pecado, ante tanta injusticia, si hay un verdadero arrepentimiento y una conversión, también tiene que estar la consabida reparación. Así en todos los ámbitos. Si se robó, si se mintió, si se perjudicó, si se hizo injusticia, si se calumnió, si se fue injusto con cualquier persona -sea institucional, sea física, sea un país, una nación o el mundo- es necesario reparar; si no se repara no hay verdadero arrepentimiento, no hay verdadero gozo del encuentro con el Señor”, expresó el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia.

Lo dijo al comentar en su programa radial el episodio evangélico del encuentro de Jesús con Zaqueo. “En el texto comentó monseñor Frassia- se rescata principalmente el interés y la inquietud de Zaqueo por ver a Jesús. Ese movimiento suyo es sostenido por la gracia y es una inspiración del Espíritu Santo; Zaqueo responde pero es Dios quien le da la gracia de la iniciativa. Porque en todo lo que nosotros hacemos siempre hay un movimiento anterior que es la gracia de Dios. Esa gracia no quita nuestra libertad, no quita nuestra respuesta, pero sí nos mueve para que podamos ir a su encuentro. El encuentro, para nosotros, es respuesta a su llamada”.

El prelado continúa el relato: “Zaqueo sube a un sicomoro para poder ver a Jesús, quien lo mira y le dice que baje porque piensa alojarse en su casa. Zaqueo era publicano y para los fariseos era un pecador, sin embargo Jesús le pide que lo invite a ir a su casa”.

“Conmovido e impactado porque se vio traspasado por una mirada nueva, sin prejuicio, sin discriminación, que lo miró con amor, Zaqueo responde: ‘Señor, doy la mitad de mis bienes a los pobres y si he perjudicado a alguien, le doy cuatro veces más’, es decir que repara. Esta palabra no hay que olvidársela nunca”.

“Zaqueo -concluye monseñor Frassia- nos da la muestra y el ejemplo, que también nosotros, cada uno, en lo personal y en lo público, si recibe al Señor pueda responder resueltamente de la misma manera”.+

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