Mons. Stanovnik pidió cuidarse de la tentación de la división y el enfrentamiento
“Esa Vida nueva se manifiesta en pensamientos nuevos, sentimientos nuevos, actitudes nuevas, porque en cierto modo, nosotros ya hemos resucitado con Cristo y estamos llamados a participar de la dignidad de ser ‘en Cristo’. De allí nace la exigencia del respeto hacia el propio cuerpo y también hacia el ajeno, particularmente cuando sufre, y a la dignidad inviolable de todo ser humano”, subrayó.
“El Año de la Misericordia –destacó- nos ayudó a pensar y profundizar sobre el núcleo de la fe cristiana, que consiste en practicar las obras de misericordia corporales y espirituales. Este modo nuevo de vincularnos entre los seres humanos no procede apenas de un sentimiento de piedad hacia el otro, sino que se funda en la extraordinaria revelación de que Dios mismo nos ha dado la dignidad de ser sus hijos”.
El prelado advirtió que “por ello, todo lo que conculca esa dignidad es una verdadera blasfemia, porque atenta contra Dios mismo en la persona de sus hijos”.
“La celebración del Misterio Pascual nos hizo ver una vez más, que el camino que hizo Jesús, asegura el triunfo de una humanidad nueva, liberada de la corrupción del pecado. El pecado confunde, divide y enfrenta a los hombres entre sí y los aísla de Dios. El pecado paraliza el crecimiento de la persona y de los pueblos, porque lucra dividiendo y enfrentando a unos contra otros. Jesús resucitado nos devuelve la esperanza de que es posible un mundo en el que nos respetemos más, seamos más sensibles a las necesidades y sufrimientos de los otros, y no nos cansemos de hacer el bien, aun cuando como respuesta recibamos afrenta y desprecio”, sostuvo.
“Jesús resucitado nos dice: ‘Miren mis manos y mis pies; soy yo mismo’; es decir, la corrupción y la muerte no acabaron con él, por el contrario, el Padre lo resucitó y glorificó a su derecha. Esta es la esperanza de todos los que creemos en Él, deseamos obedecer su Palabra, y nos nutrimos del Pan de Vida, para fortalecer en nosotros la Vida nueva”.
“Que el saludo pascual que nos vamos a intercambiar al finalizar esta vigilia, exprese el gozo de ser cristianos; el compromiso de manifestarlo en nuestras actitudes, especialmente con los que sufren y con los pobres; nos afiance en esa esperanza en la que permaneció fiel la Madre de Jesús, María Santísima, a quien piadosamente nos encomendamos, y le suplicamos que cuide a nuestro pueblo, sobre todo que nos proteja de la tentación de la división y el enfrentamiento, y nos enseñe el camino de la paz y de la fraternidad con todos”, concluyó.+
Publicar un comentario