Goya recordó a monseñor Devoto, primer obispo diocesano y “apóstol de los pobres”

Goya recordó a monseñor Devoto, primer obispo diocesano y “apóstol de los pobres”

Goya (Corrientes) (AICA): La comunidad diocesana de Goya recordó a monseñor Alberto Pascual Devoto, al cumplirse 35 años del fallecimiento del primer obispo de esta jurisdicción eclesiástica y considerado el “Apóstol de los pobres”. En la homilía de una de las misas, el actual obispo, monseñor Adolfo Canecin, animó a recorrer un camino sinodal.
La comunidad diocesana de Goya recordó a monseñor Alberto Pascual Devoto, al cumplirse 35 años del fallecimiento del primer obispo de esta jurisdicción eclesiástica y considerado el “Apóstol de los pobres”.

El domingo 28 de julio a las 15 se llevó a cabo un responso en el paraje El Carmen, sobre la ruta 12, lugar donde el prelado perdió la vida en un accidente automovilístico.

Luego se celebró una misa en la capilla Nuestra Señora del Carmen, en la zona rural de Esquina, y por la tarde otra en la catedral Nuestra Señora del Rosario.

Las dos celebraciones eucarísticas fueron presididas por el obispo de Goya, monseñor Adolfo Ramon Canecín. Concelebraron los presbíteros Pablo Stortti y Juan Jose Godoy, ante una gran concurrencia de feligreses.

En la homilía, monseñor Canecín expresó: “Qué lindo es tener una memoria agradecida, eso es muy bueno, tener una memoria que no nos deja anclado en el pasado con una actitud de nostalgia como si fuera que el ayer fue mejor”, y agrego: “la auténtica memoria es pensar en el hoy, con los pies bien en la tierra y lanzarnos hacia adelante”.

“Qué lindo es recordar que la revelación y la manifestación de Dios, es algo progresivo”, exclamó, y subrayó: “La fe en la resurrección nos sostiene y allí surge la capacidad de empezar de nuevo o para resistir la caída, así como la Virgen María, que estuvo de pie, por eso, celebramos el misterio de nuestra fe el misterio de la pascua y la resurrección del Señor. Allí tienen sentido todas nuestras pascuas”.

Al recordar a monseñor Devoto, el prelado goyano destacó que su predecesor “fue sin lugar a dudas un hombre de oración”, por lo que supo “discernir lo que la Palabra de Dios y el magisterio de la Iglesia quería para ese momento histórico”.

“Alberto Devoto fue obispo antes y durante el Concilio Vaticano II, porque participó de todas las sesiones, e intentó implementar el Concilio que fue el gran Pentecostés del siglo pasado. Solo quien ora es capaz de asumir esto como un proyecto, tener la fortaleza de la oración para empezar a implementar a pesar de las resistencias”, sostuvo.

“¿Cuál será el mejor homenaje que podemos hacer a nuestro primer obispo diocesano?”, preguntó, y sugirió: “Hoy nosotros tenemos que ser personas, familias y comunidad de oración para discernir y, con fidelidad al magisterio de la Iglesia actual, el magisterio del Santo Padre Francisco, es hoy ver cómo ser Iglesia”.

Monseñor Canecin planteó la necesidad de “tener algunas cosas del ayer que siguen siendo válidas” pero también “hay cosas nuevas que fueron llegando, porque la realidad fue cambiando”.

“Que lindo que nosotros hoy imitemos y sepamos corresponder al Señor en este momento histórico, porque el obispo Devoto intentó y logró mucho en aquel momento, por eso, lo recordamos en nuestro corazón”, subrayó.

“Hay que recordarlo y aprender de él, lo primero, que el intentó corresponder”, dijo, y aconsejó tener en cuenta que “tenemos un magisterio que ha crecido mucho, ya sea argentino o latinoamericano, del episcopado y del magisterio universal”.

El obispo recordó que en una de sus cartas monseñor Devoto escribió: “Nada sin mis sacerdotes”, y agregó: “Qué bonito es eso, y yo cuando llegué a esta diócesis y conocí ese texto dije quiero ir más allá, ahondar un poquito más: asumiendo aquello que nos puede mostrar algo más, nada sin los laicos, nada sin las consagradas, nada sin los diáconos y nada sin los sacerdotes”.

“Tenemos que hacer un camino sinodal, laicos, consagradas, sacerdotes y el obispo, de una manera circular no de una manera piramidal, en todo caso, una pirámide invertida, donde la jerarquía este abajo para servir, esa es la enseñanza que nos deja el Concilio Vaticano II”, destacó.

Monseñor Canecin expresó: “Qué lindo es que hoy nosotros nos preguntemos en nuestras comunidades, capillitas o parroquias, departamento o en la diócesis cómo caminar juntos, para responder a este momento histórico desde la Palabra y el magisterio como lo hizo en aquel momento el padre Alberto Devoto”.

“La memoria para el presente que nos lanza hacia adelante, es decir, un camino sinodal, juntos, donde incluyamos niños, adolescentes, jóvenes y adultos, porque todos estamos convocados”, concluyó.+

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