La celebración eucarística tuvo lugar en la capilla Sagrado Corazón de Jesús (Carlos Pellegrini 1441, Buenos Aires) de la Obra de Don Orione, a la que el doctor Obliglio y su familia, residentes en la cercanía, concurría habitualmente, estuvo en esta ocasión totalmente colmada.
Entre los asistentes, además de su esposa, Silvia M. Peña e hijos del fallecido médico, estaban, entre otros muchos miembros de la Corporación de Médicos Católicos, su presidenta, la doctora Raquel Bolton; la vicepresidenta doctora Elena Passo; el doctor Alejandro Nolazco, expresidente; el doctor Carlos Ray, y otros. También asistieron el doctor Eduardo Quintana, presidente del Centro Cultural Universitario; el doctor Alberto Solanet, expresidente de la Corporación de Abogados Católicos; miembros del Instituto de Ética Médica de la UCA y directivos de la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA).
In memoriam: profesor Dr. Hugo O. M. Obiglio
Con el título del epígrafe, el Instituto de Bioética de la UCA, fundado por el doctor Obliglio, envió a AICA la siguiente nota, firmada por Catalina E. Arias de Ronchietto y que reproducimos a continuación.
Escribimos estas líneas en memoria del profesor Dr. Hugo O. M. Obiglio, fallecido el 16 de julio de 2019, guardando el mejor recuerdo de su personalidad y del ejemplo que emanaba de su trato, personal y profesional.
La férrea firmeza en la práctica de su acendrada fe religiosa le dio raíces profundas que irrigaron toda su vida, brindando a su entorno el bienestar y la guía de su talento intelectual que se manifestaba en su actuar en todos sus círculos de modo directo y también, en nuestra jaqueada sociedad indirectamente, promoviendo responsabilidad y exigencia moral e intelectual.
Nació en Buenos Aires el 23 de febrero de 1934. Tuvo la fortuna de vivir un muy feliz matrimonio con Silvia M. Peña con quien fueron padres de cinco hijos, familia que fructificó en diecisiete nietos.
Se graduó como Médico, con Diploma de Honor, en la Universidad de Buenos Aires, en 1955. A partir de allí, múltiples tareas brillaron con su inteligencia y dedicación, en nuestro país y en el exterior. Así, fue profesor invitado de la Escuela de Medicina de la Universidad de Monterrey (México), director asociado del Curso de Médicos Especialistas en Gastroenterología de la Universidad de Buenos Aires. Fue distinguido como “International Fellow of the American College of Gastroenterology”, de los Estados Unidos, e ininterrumpidamente, miembro de honor y correspondiente de entidades científicas nacionales y del exterior.
Fue Consultor del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios, del Vaticano (1991-2001); académico ordinario de la Pontificia Academia para la Vida; fundador y director del Instituto de Ética Biomédica de la UCA; director del Magister en Ética Biomédica de la UCA; presidente del Instituto de Altos Estudios de la Mujer (IAEM, 2001); miembro del Comité Científico de la Facultad de Bioética del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, Roma. Y tantas otras iniciativas entre los que se destaca la fundación del prestigioso Instituto de Bioética de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas de la Argentina.
Se desempeñó como Jurado de Premios Nacionales e Internacionales en Ética Biomédica y Medicina. Es fundador de la siempre influyente revista “Vida y Ética” del Instituto de Bioética de la UCA. Fue autor de cuatro libros en colaboración y coordinador de dos más. Asiduo estudioso, en justicia, hay que agregar aquí la síntesis y entusiasta recomendación de muchísimos libros de otros autores a colegas y discípulos.
¡Todos conocemos la importancia del encuentro con el libro exacto! y es justo destacar en estas líneas que nuestro recordado profesor Dr. Hugo O. M. Obiglio, fue sabio en esta tan delicada tarea. Participó en publicaciones científicas en revistas médicas y de disciplinas afines en Bioética Médica en nuestro país y en el exterior, aportando en cada ocasión investigación y su inspirado punto de vista.
En fin, esta enumeración que bien podría ser más extensa, debe concluir con cuanto en su honor deseamos subrayar: los cientos de diálogos con alumnos y colegas a los que la inalterable gentileza de su trato personal enriquecía con acierto de maestro.
Que Dios lo reciba en su Gloria. Recemos unidos por su alma, con especial gratitud.+
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