Mons. Víctor Fernández llamó a los penitenciarios a tener una mirada del amor

La Plata (Buenos Aires) (AICA): En la tarde del lunes 15 de julio, el arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, celebró la Eucaristía en la catedral diocesana Nuestra Señora de los Dolores, en el marco del día del agente penitenciario, en honor a su patrona, la Virgen del Carmen. Dirigiéndose a los presentes, les dijo: “Más allá de la aspereza de su tarea, siempre es posible amar, hacer el bien y, en definitiva, servir¨,
El arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, celebró en la tarde del lunes 15 de julio, una misa por el día del agente penitenciario y en honor a Nuestra Señora del Carmen, su Virgen patrona. La celebración tuvo lugar en la catedral diocesana Nuestra Señora de los Dolores.

Durante su homilía, el prelado se dirigió a los presentes resaltando el servicio de su tarea, que “deben tomarse muy en serio", porque significa “que han asumido la vocación de servir a otras personas".

El arzobispo se refirió al preso como “un ser humano tiene una dignidad sagrada e inviolable, que no la pierde por las acciones que haga, que no la pierde ni cuando es un embrión ni cuando es un anciano que ya no puede trabajar o expresarse", indicando que muchas veces se los trata como “seres humanos estigmatizados por sus crímenes, que fácilmente son considerados ‘animales’".

En este sentido, animó a los agentes penitenciarios a cultivar el amor al ser humano, más allá de todo, y agregó: "El amor puede exigirnos imponer límites a una persona violenta o peligrosa, no sólo para proteger a los demás sino para evitar que él mismo se degrade más y más".

“Pero el amor también es promover, es desear que esa persona madure, crezca, no se estanque. Y esa persona, que quizás está llena de límites y heridas por la historia que le tocó vivir, puede dar todavía algún pequeño paso, un paso que quizás nadie valore, pero que en el contexto de su vida destrozada puede significar mucho. La mirada del amor sí que sabe valorar esos pasos", expresó.

Más adelante, reconoció que, aunque sea "una tarea difícil” y “contracultural”, “el amor implica momentos duros y un esfuerzo por comprender lo que está detrás de las reacciones del otro, sus propios sufrimientos y su historia”. Sin embargo, continuó, “el amor tiene la fuerza de unificar toda nuestra vida. El que tiene como objetivo el amor, en este intento unifica todos sus esfuerzos, tareas y preocupaciones, evita que su vida sea sólo un montón de actividades y preocupaciones sin sentido y sin rumbo".

Finalmente, monseñor Fernández indicó: "Aunque parezca ingenuo o utópico, más allá de la aspereza de la tarea de ustedes, siempre es posible amar, hacer el bien, y en definitiva, servir", concluyó.+

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