“El misterio de la Muerte y Resurrección (de Jesucristo) que conmemoramos en cada Pascua, este año nos resulta muy particular. Para nosotros también la muerte y resurrección nos resulta más palpable”, aseguró.
“Todos tuvimos que morir un poco, la reclusión, la soledad, la lejanía de los seres queridos, las dificultades económicas, la inseguridad laboral, y aún para algunos la enfermedad y la muerte son modos de compartir con Cristo su muerte y resurrección”, agregó.
El sacerdote sostuvo que “este año todos hemos muerto en algo con Él” y explicó: “Cristo en Pascua nos dice que la muerte no es la última palabra sobre la vida. Esperanza implica hacer experiencia en carne propia de lo que significa resurrección. Un nuevo comienzo de un hombre nuevo. Si hemos muerto con Él, resucitamos con Él”.
“Nuestro optimismo cristiano no es fruto de un esfuerzo de la voluntad por superarse después de una crisis, sino de la experiencia de Alguien que vence el mal y la muerte en nosotros, de Alguien que nos da la oportunidad nuevamente, Alguien que está, y nos acompaña en este hermoso aunque vertiginoso caminar humano”.
“Gracias Cristo porque estás, gracias por primerearnos en la aventura de hacer de nuestra vida algo grande y fecundo”, concluyó.
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