Último adiós a Mons. D'Annibale "con la esperanza de volver a encontrarnos”
El cardenal Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires, presidió la misa, de la que participaron la madre y la hermana de monseñor D'Annibale. El obispo auxiliar de San Martín, monseñor Han Lim Moon, el vicario general de la diócesis, presbítero Fernando Rey, y algunos presbíteros del clero diocesano, concelebraron la Eucaristía.
En su homilía, el cardenal Poli expresó: “Nosotros no podemos entender esto, y él –monseñor D'Annibale– no nos perdonaría si no lo hacemos a la luz de la Pascua. Todavía recordamos el anuncio del ángel: ¡Ha resucitado!”. En ese sentido, animó a que “no nos pase el desconcierto de los discípulos de Emaús que se fueron tristes sin entender lo que había pasado”.
“Supongo que en el corazón de ustedes está lo que lo cualquier madre dice: ‘No entiendo por qué Dios no me escuchó’. Pero este Dios bueno tiene claro que aunque a veces nos cuesta entenderlo, Él resucitó”.
El cardenal Poli recordó: “Miguel Ángel nos educó a muchos obispos”, haciendo referencia a sus conocimientos en liturgia y cultura. “Era un hombre que siempre propiciaba su comprensión y cercanía”, añadió, y completó: “Que la tristeza de la partida no nos robe la esperanza de volver a encontrarnos algún día”.
Al referirse a su tiempo en la diócesis de San Martín, mencionó: “En estos dos años largos se creó un vínculo fuerte con este obispo. Por eso, si entendieron algo de lo que quiso decirles en estos años, pónganlo en práctica”, aconsejó. Luego el cardenal recordó un viaje a Río Gallegos donde “todo el mundo hablaba de Miguel Ángel”, haciendo referencia al cariño que supo ganarse en la diócesis austral.
“Es tiempo para asimilar en el corazón la Pascua y para que entendamos que todos pasaremos por este paso, pero primero lo hizo Jesús para sacarnos el miedo y, además, nos dice: ‘Alégrense, no teman’". Y dirigiéndose a los sacerdotes presentes los incentivó no sólo a predicar estas palabras, sino también a vivirlas.
“San Bernardo dice que la primera persona que uno se encuentra cuando llega al cielo es María", señaló el purpurado. "Que la ternura de nuestra Madre de Lourdes, la inmaculada, sea la que ahora lo recibe a Miguel Ángel”, deseó, y pidió al Señor “el consuelo, la fortaleza, y el entendimiento de lo que Dios nos quiere decir con este paso en la historia de la diócesis”.
“Con el mismo consuelo del Jesús resucitado que nos acaricia el corazón, a Él le entregamos a este pastor que ha predicado el magisterio de la Iglesia”, concluyó.
Al finalizar la Eucaristía, monseñor Han Lim Moon dedicó unas palabras recordando los últimos momentos junto a monseñor Miguel Ángel: “El último día del retiro de Pascua que predicó, a las 9 de la noche, vino a decirme que tenía que internarse y me contó lo que le pasaba (…) Esa predicación era del Evangelio de los discípulos de Emaús, y Miguel Ángel predicó de una manera muy enérgica, a mí me sorprendió, porque sabía que después tenía que internarse”.
“Lo acompañé al hospital y después de que le hicieran todos los estudios, rezamos juntos un Avemaría y me pidió la bendición. Luego volví a verlo cuando le di la unción y ya estaba sedado”, recordó monseñor Moon.
El prelado auxiliar quiso traer las últimas palabras de la predicación de monseñor D’Annibale: “Cuando los discípulos estaban muy tristes, Jesús los acompañó. El problema ocurre cuando no sabemos cómo reconocer su presencia resucitada. Para reconocerlo, recomendó cuatro cosas: interpretar la vida a la luz de la fe y a través de la palabra de Dios, reconocer a Jesús resucitado y compartirlo en comunidad”.
Seguidamente, monseñor Han Lim Moon realizó la oración exequial y bendijo el cuerpo de monseñor Miguel Ángel D’Annibale, rezando junto con los presentes un Padrenuestro, un Avemaría y un gloria.+
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