Los fieles de Chascomús peregrinaron a Luján



Luján (Buenos Aires) (AICA): Bajo el lema “Con María la Madre de Jesús”, la diócesis de Chascomús peregrinó a la basílica de Luján, el “corazón espiritual de la Argentina”, tal cual expresara el obispo diocesano, monseñor Carlos Malfa, al presidir la misa que congregó a los sacerdotes, comunidades religiosas, educativas y a una numerosa cantidad de fieles de la jurisdicción eclesiástica. El prelado comentó el documento “Felices los que trabajan por la paz”, y exhortó a los presentes a leer la totalidad del documento, que tiene tres parágrafos propositivos, más allá del comienzo, en el que ofrecen un diagnóstico de la sociedad.

Bajo el lema “Con María la Madre de Jesús”, la diócesis de Chascomús peregrinó a la basílica de Luján, el “corazón espiritual de la Argentina”, tal cual expresara el obispo diocesano, monseñor Carlos Malfa, al presidir la misa que congregó a los sacerdotes, comunidades religiosas, educativas y a una numerosa cantidad de fieles de la jurisdicción eclesiástica.

En su homilía, monseñor Malfa recordó: “Vengo a Luján desde muy joven y cada vez de una manera nueva y más intensa cuando por la autovía se vislumbran las torres de la Basílica tengo la sensación de que se ensancha el corazón por ir al encuentro con María la Madre de Jesús en la advocación de Nuestra Señora de Luján”.


El prelado también mencionó el documento “Felices los que trabajan por la paz”, con el que el episcopado convocó a promover una educación para la paz y denunció la conflictividad social. Aseguró: “Queda claro con esto que los obispos hablamos desde el Evangelio, porque el Evangelio basta para una sociedad más humana y más justa, más libre y más fraterna, ¡hablamos desde el evangelio! no hacemos una declaración o proclama política que pueda confundirse con intención o sin ella con cuestiones opositoras”.


Monseñor Malfa exhortó a los presentes a leer la totalidad del documento, que tiene tres parágrafos propositivos, más allá del comienzo, en el que ofrecen un diagnóstico de la sociedad. “Allí manifestamos la preocupación por algunas cosas: por una violencia creciente que se va notando desde las situaciones o reacciones intempestivas en la vida cotidiana pasando por el acoso en las escuelas, los linchamientos, los jóvenes penalizados de antemano por falta de estudio o de trabajo, por la falta de dignidad del trabajo que mantiene permanente en situación de pobreza con una dádiva que no dignifica a la persona humana”.


Durante su prédica, el prelado comentó el evangelio en el que Jesús entrega a María como Madre del apóstol san Juan y de toda la humanidad. Recordó que el Señor se entregó por todos en la Última Cena, puesto que en la cruz fue inmolado por otros, al tiempo que nuestra fe se funda en la resurrección del Señor.


“Decía san Agustín que no basta creer que Cristo murió –explicó el obispo-. Esto también lo creían los judíos y los paganos, pero la fe de los cristianos es en la resurrección de Jesucristo, por eso otra vez para nosotros el gran anuncio es este: el amor de Dios nos ha salvado con la muerte y la resurrección de Jesús vivo como Señor de la historia”.


“Este es el corazón de nuestra fe y es el anuncio que tenemos que entregar día tras día a todos los que encontramos en el camino de nuestra vida, no solo a aquellos que podemos mirar y reconocer a nuestro lado en nuestras parroquias y comunidades, sino que es el anuncio que tenemos que hacer a los que no están, a los que están lejos, a los que se han ido muchas veces por nuestra propia responsabilidad, a quienes no han encontrado una casa de comunión en nuestras parroquias y comunidades, a aquellos que no conocen a Dios, o lo conocen mal, o lo conocen poco”, añadió.


Antes de concluir se preguntó: “¿Qué hizo María frente a esa cruz de Jesús y de su redentor que era inmolado por la redención de la humanidad? María se puso definitivamente del lado del Bien, esto es lo que tenemos que recoger contemplando a María y compartiendo con ella estos momentos, elegir siempre el Bien y ese camino recorrerlo fielmente hasta el final, que este sea hoy nuestro compromiso”.


La celebración concluyó con el rezo del responso delante de la tumba en la que descansan los restos del siervo de Dios cardenal Eduardo Pironio, y con la consagración que hizo el obispo de la diócesis a María de Luján.+



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