Francisco: En Loppiano se vive la experiencia de caminar juntos con estilo sinodal

Francisco: En Loppiano se vive la experiencia de caminar juntos con estilo sinodal

Loppiano (Italia) (AICA): Luego de su visita a Nomadelfia, el papa Francisco se trasladó, esta mañana, en helicóptero, hacia la ciudadela internacional de los Focolares en Loppiano. A su llegada, el Papa fue recibido por el obispo de Fiesole, monseñor Mario Meini, la presidenta del movimiento de los Focolares, Maria Voce, y por el padre Jesús Morán, copresidente del Movimiento. Después, se trasladó en coche hasta el Santuario de “María Theotokos”, donde adoró al Santísimo Sacramento y rezó ante la imagen de la “Theotokos”.
Luego de su visita a Nomadelfia, el papa Francisco se trasladó, esta mañana, en helicóptero, hacia la ciudadela internacional de los Focolares en Loppiano.

A su llegada, el Papa fue recibido por el obispo de Fiesole, monseñor Mario Meini, la presidenta del movimiento de los Focolares, Maria Voce, y por el padre Jesús Morán, copresidente del Movimiento. Después, se trasladó en coche hasta el Santuario de “María Theotokos”, donde adoró al Santísimo Sacramento y rezó ante la imagen de la “Theotokos”.

El encuentro con la Comunidad de Movimiento de los Focolares tuvo lugar en la entrada del santuario. Después del discurso de saludo de María Voce, tres representantes de la Comunidad dirigieron preguntas al Santo Padre.

Al final del encuentro después de la bendición final y el intercambio de regalos, el Papa saludó a algunos representantes del Movimiento. Luego se trasladó en automóvil al campo de deportes de Loppiano, desde donde despegó a las 11.35 para regresar a Roma.

“Estoy muy feliz de estar hoy entre ustedes, aquí en Loppiano, esta pequeña "ciudad" conocida en el mundo porque nació del Evangelio y del Evangelio quiere alimentarse”, expresó Francisco.

“¡En Loppiano todos se sienten como en casa!”, exclamó el Papa, señalando que este sentimiento lo compartes cristianos y de otras religiones y cultos.

Seguidamente el pontífice respondió a tres preguntas. También les dijo que, obviamente, conocía con anticipación su contenido. La primera referida a cómo vivir este período, esta fase nueva después del tiempo de la fundación, en que de alguna manera ha pasado ya “el tiempo del primer amor”, por lo que ahora se interrogan acerca de cómo individuar los caminos a seguir para encarnar –en la cambiada situación del presente– “la profecía de los inicios”.

“Esta pregunta –dijo el Santo Padre– me la plantean ustedes, los ‘pioneros’ de Loppiano, quienes hace más de cincuenta años, y después poco a poco en los decenios sucesivos, se lanzaron a esta aventura, dejando sus tierras, sus casas y sus lugares de trabajo para gastar su vida aquí y realizar este sueño. Gracias por lo que han hecho, ¡gracias por su fe en Jesús!”.

Tras haber hecho algunas consideraciones, a partir de la Carta a los Hebreos, dirigida a una comunidad cristiana que vivía una etapa de su camino semejante a la de Loppiano, Francisco les pidió que no abandonen su frescura, a la que está reservada una gran recompensa. Y añadió que con el marco de la memoria, tienen sólo necesidad de perseverancia, para que, hecha la voluntad de Dios, obtengan lo que les ha sido prometido.

Jesús –agregó Francisco – no sólo ha redimido al individuo, sino también a la relación social, por lo que tomar seriamente este hecho, significa plasmar un rostro nuevo de la ciudad de los hombres según el designio de amor de Dios. Por esta razón les dijo también el Papa, Loppiano está llamada a ser esto. Y puede tratar, con confianza y realismo, de ser cada vez mejor. Esto es lo esencial. Y desde aquí es necesario siempre volver a partir. Entre los consejos del Papa: no olvidarse del humorismo. Siendo siempre sinceros y francos y sin caer en la charlatanería.

La segunda pregunta la dirigió un colombiano que vive en la ciudadela, para interpelar al Papa acerca de la contribución, fresca y creativa, que él cree que deban dar las escuelas de formación y la realidad académica con la que cuentan, para construir ese liderazgo que indique nuevos caminos.

El Santo Padre respondió ante todo que en Loppiano se vive la experiencia de caminar juntos, con estilo sinodal, como Pueblo de Dios. Y dijo que ésta es la base sólida e indispensable de todo: la escuela del Pueblo de Dios donde quien enseña y guía es el único Maestro y donde la dinámica es la de la escucha recíproca y el intercambio de los dones entre todos.

A la última pregunta, referida a cómo puede Loppiano actualizar hoy su misión, el Papa Bergoglio los invitó a levantar la mirada hacia el horizonte, junto a él, para ver con fidelidad confiada y con creatividad generosa el futuro que comienza ya hoy. También les dijo que la historia de Loppiano está en sus comienzos, puesto que es una pequeña semilla que, sin embargo, ya ha brotado con fuerza, si bien debe robustecer sus raíces para dar frutos más sustanciosos aún en su servicio a la misión del anuncio y de la encarnación del Evangelio de Jesús que la Iglesia, hoy, está llamada a vivir.

Humildad, apertura, sinergia y capacidad de riesgo, les pidió el Papa, recordándoles que las urgencias, con frecuencia dramáticas, que nos interpelan de todas partes no pueden dejarnos tranquilos, sino que nos piden el máximo, confiando siempre en la gracia de Dios.

Estar siempre abiertos al soplo del espíritu Santo y emprender con coraje los caminos nuevos que Él sugiere. Y hacerlo con fidelidad creativa. Sí porque como concluyó diciendo Francisco, “todos estamos llamados a ser artesanos del discernimiento comunitario”. Es éste – dijo el Papa – el camino para que también Loppiano descubra y siga, paso a paso, la vía de Dios al servicio de la Iglesia y de la sociedad.+

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