Cruz del Eje (Córdoba) (AICA): El domingo 26 de enero último se recordó el centenario de la muerte del beato José Gabriel Brochero con una misa concelebrada por obispos y sacerdotes en la villa que lleva su nombre. AICA ya publicó una crónica, con la homilía pronunciada por el obispo de Cruz del Eje, Mons. Santiago Olivera. Ahora se agrega una nota con impresiones del periodista Jorge Rouillon, colaborador de AICA, que estuvo presente en la celebración. Los 100 años de la muerte del beato Brochero fueron ocasión de una celebración en la villa que lleva su nombre el domingo 26 de enero. Once obispos, unos 80 sacerdotes, varias decenas de religiosas, autoridades provinciales y locales, y una gran concurrencia de fieles participaron de la misa al aire libre por el centenario de la muerte del cura gaucho, beatificado el 14 de septiembre de 2013.
Los cien años de la muerte del beato cura José Gabriel Brochero fueron ocasión de una sentida celebración en la villa que lleva su nombre el domingo 26 de enero último.
Once obispos, unos 80 sacerdotes, varias decenas de religiosas, autoridades provinciales y locales, y una nutrida y atenta concurrencia de fieles participaron de la misa al aire libre por el centenario del fallecimiento del cura gaucho, beatificado allí el 14 de septiembre de 2013.
“Su vida nos muestra que la santidad es posible para todos”, se dijo desde el estrado, mientras los fieles cantaban una y otra vez: “Felices los que anuncian con su vida la alegría del Reino del Señor”.
En primer lugar, el obispo de Cruz del Eje, monseñor Santiago Olivera, bendijo una estatua del beato en un lugar del predio de varias hectáreas donde la semana anterior habían comenzado a colocarse los cimientos de una nueva casa de ejercicios espirituales.
Luego, antes de comenzar la santa misa concelebrada, fueron llevadas al altar una imagen de la Virgen Purísima, una reliquia y una imagen del cura Brochero.
En la homilía, el obispo de Cruz del Eje, monseñor Santiago Olivera, manifestó la alegría que implica celebrar el día de la plenitud de esa vida, la del cura Brochero, cuya meta fue el encuentro con Dios.
El obispo citó palabras del mensaje del papa Francisco el día de la beatificación: “Dejemos que el Cura Brochero entre hoy, con mula y todo, en la casa de nuestro corazón y nos invite a la oración, al encuentro con Jesús, que nos libera de ataduras para salir a la calle a buscar al hermano, a tocar la carne de Cristo en el que sufre y necesita el amor de Dios”.
La comunión se distribuyó con 60 copones. Una buena organización, con numerosos voluntarios, facilitó que el Cuerpo de Cristo llegara a los fieles, divididos en ocho grandes espacios delimitados por amplios pasillos.
Entre los obispos presentes, había tres arzobispos: el de Córdoba, monseñor Carlos Ñáñez; el de San Juan, monseñor Alfonso Delgado, y el de Mendoza, monseñor Carlos María Franzini.
Concluida la misa, el obispo de Cruz del Eje entregó libros con 250 imágenes de la beatificación al gobernador de Córdoba, Jose Manuel de la Sota; al intendente de Villa Cura Brochero, Gustavo Pedernera, y al presidente del Tribunal Supremo de Justicia de la provincia, Carlos García Allocco, agradeciéndoles el apoyo que desde el primer momento prestaron a la preparación de los actos de la beatificación.
También agradeció al párroco de Nuestra Señora del Tránsito, presbítero Daniel Peralta, y a todos los que participaron de la Semana Brocheriana que precedió al centenario, con conferencias, actos litúrgicos, predicación. Especialmente mencionó a los sacerdotes que se sumaron a esta semana y ayudaron celebrando “el sacramento de la misericordia”.
Al final, el presbítero Ricardo Miguel Román, de Buenos Aires, profesor de la Universidad Católica Argentina (UCA), quiso decir unas palabras. Dijo que tenía 69 años y 42 de cura, “muy contento de ser cura”. Comentó que en octubre último le apareció un cáncer “de esos tremebundos” y que un médico le dijo: “Ricardo, si no hacés algo, no llegás a Navidad”. Especificó con algunos parámetros: por ejemplo, en un ítem donde lo normal es tener 37, él tenía 5341; en otro donde lo normal sería 6,90 él tenía 158.
“Me puse en las manos de los médicos, pero sobre todo en las manos de Dios”, agregó. Y pidió a todos que rezaran sólo al Cura Bochero. Precisó que se sabía acompañado por la oración de muchos, empezando por el papa Francisco. Y señaló que en dos meses los tumores se redujeron sensiblemente. El índice que estaba en 5341 ahora está en 400 y uno que estaba en 158 ahora está en cero. Dijo que ante estos parámetros, el médico ya no sabe qué decir. Y terminó exultando: “Yo estoy contento, ustedes están contentos. ¡Viva el Cura Brochero! ¡Viva la Purísima!”
Como broche de oro del acto, un chico de apenas cinco años hizo rezar a toda la concurrencia. Con singular aplomo y clara dicción, Augusto Barrera, alumno de la escuela Cura Brochero, de Villa de Soto, rezó desde el micrófono el Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria, y fue contestado por toda la concurrencia.
Conversando con el enviado de AICA, el intendente local, Gustavo Pedernera, dijo que desde el 14 de septiembre último es enorme la afluencia de visitantes a la villa. Y anticipó que junto con la Universidad Blas Pascal, el municipio encarará desde marzo una tarea de señalización de todos los caminos, acueductos, capillas, canales de riego “donde está la mano de Brochero”, que al tiempo que acercaba las almas a Dios con los ejercicios espirituales y los sacramentos, impulsó obras de progreso y mejora de las condiciones de vida en la zona.+ (Jorge Rouillon)
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