Seguidamente señaló Francisco que “Los temas y las cuestiones que enfrenta su Comité son de gran importancia para el hombre contemporáneo, tanto como individuo como en la dimensión relacional y social, comenzando por la familia y llegando a las comunidades locales y nacionales, a las internacionales y al cuidado de la Creación”.
Tomando la cita del libro del Génesis, “el Señor Dios tomó al hombre y le dejó en el jardín de Edén, para que lo labrase y cuidase”, el Santo Padre indicó que “las ciencias y tecnología de la vida, lleva consigo la idea de ‘cultivo’” y que “expresa muy bien la tensión para que crezca, florezca y fructifique, a través del ingenio humano, lo que Dios puso en el mundo”. Sin embargo el pontífice señaló que “no podemos olvidar que el texto bíblico nos invita también a "custodiar" el jardín del mundo” en una relación de reciprocidad responsable entre el ser humano y la naturaleza”.
Francisco explicó que “la tecnología, aún más que la ciencia, pone en manos del hombre un poder enorme y creciente”. Se trata de un poder que entraña riesgos, el más grave de ellos es que “los ciudadanos, y a veces también los que los representan y los gobiernan, no adviertan plenamente la seriedad del desafío que presenta ese poder, la complejidad de los problemas que deben resolverse y el peligro de usar mal la potencia que la ciencia y la tecnología de la vida ponen en nuestras manos”.
Ese riesgo se incrementa cuando entran en juego los intereses económicos. “Cuando la interacción entre el poder tecnológico y el poder económico se hacen más estrechos, entonces los intereses pueden condicionar los estilos de vida y las orientaciones sociales en la dirección del beneficio de ciertos grupos industriales y comerciales, en detrimento de las poblaciones y de las naciones más pobres”.
“No es fácil conseguir una composición armoniosa entre las diferentes instancias científicas, productivas, éticas, sociales, económicas y políticas, promoviendo un desarrollo sostenible que respete la ‘casa común’”.
“Esta composición armoniosa –continuó el Papa– requiere humildad, valentía y apertura a confrontar entre las diferentes posiciones, en la certeza de que el testimonio que los hombres de ciencia dan de la verdad y del bien común, contribuyen a la maduración de la conciencia civil”.
Por esta razón el Santo Padre subrayó ante los presentes que “su tarea no solo es promover el desarrollo armónico e integrado en la investigación científica y tecnológica que se preocupa por los procesos biológicos de la vida vegetal, animal y humana; a ustedes también se les pide predecir y prevenir las consecuencias negativas que puedan provocar un uso distorsionado de los conocimientos y habilidades de manipulación de la vida”, indicó.
En este punto el pontífice subrayó que “el principio de responsabilidad es la piedra angular de la acción humana, que de sus actos y omisiones debe responder frente a sí mismo, frente a los demás y en última instancia frente a Dios”.
Para terminar Francisco advirtió que “la ciencia y la tecnología están hechas para el hombre y para el mundo, no el hombre y el mundo para la ciencia y la tecnología. Están al servicio de una vida digna y sana para todos, ahora y en el futuro, y para hacer nuestra casa común más habitable y solidaria, más cuidada y custodiada”.+
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