"Ustedes aquí presentes han sido sometidos a toda clase de pruebas: el horror de la guerra, y después la represión política, la persecución… Y han sido constantes, han perseverado en la fe", sostuvo en un encuentro con los ancianos católicos en la catedral dedicada al apóstol Santiago.
"Ni el régimen nazi, ni el soviético apagaron la fe en sus corazones y, en algunos de ustedes, incluso, no los hicieron desistir de entregarse a la vida sacerdotal o religiosa, a ser catequistas y a múltiples servicios eclesiales que ponían en riesgo la vida".
Durante los cincuenta años de ocupación soviética cerca del 40% de los sacerdotes en el país fueron asesinados, encarcelados o deportados y se prohibió enseñar la religión y se cerraron todos los seminarios.
Francisco lamentó que estas personas que dieron la vida "en pos de la libertad" del país ahora se vean "relegados". "Aunque suene paradójico, hoy, en nombre de la libertad, los hombres libres someten a los ancianos a la soledad, al ostracismo, a la falta de recursos, a la exclusión, y hasta a la miseria", cuestionó.
Asimismo, advirtió que estas personas se convierten así en "espectadores de una fiesta que es de otros, los honrados en homenajes, pero olvidados en la vida cotidiana".
"Lo que el árbol tiene de florido/ vive de lo que tiene sepultado", citó al poeta argentino Francisco Luis Bernádez para recordarles a los católicos que vivieron este periodo que son “las raíces de su pueblo y hay que mantenerlas vivas para que los niños y jóvenes se injerten allí".
"No cedan a la decepción, a la tristeza, no pierdan la dulzura y, menos aún, la esperanza", concluyó.+
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