Fiesta de la Virgen de San Nicolás: "María hace que Dios intervenga en nuestra vida"

Fiesta de la Virgen de San Nicolás: "María hace que Dios intervenga en nuestra vida"

San Nicolás (Buenos Aires) (AICA): Una multitud se congregó este 25 de septiembre en San Nicolás para celebrar el 35º aniversario de presencia mariana en la diócesis. Los festejos tuvieron el lema: ¨María nos anima a caminar con la Iglesia¨. La misa central estuvo presidida por el obispo diocesano, monseñor Hugo Santiago, que en su homilía destacó la presencia de María, nuestra madre, que nos acompaña, y que interviene en nuestra vida haciéndonos experimentar la fe, devolviéndonos la alegría.
Como cada año, y en esta oportunidad, a pesar del paro general de transportes, una gran multitud de fieles se congregó en el santuario de Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás para celebrar 35 años de presencia mariana.

Los festejos llevaron el lema “María nos anima a caminar con la Iglesia”. Luego de la procesión con la imagen de la Virgen en medio de una lluvia de papelitos, el obispo de San Nicolás de los Arroyos, monseñor Hugo Santiago, presidió la misa central en “El Campito”.

En su homilía, el obispo destacó que “la alegría de María se hace nuestra alegría para que, si fuera posible, nos vayamos de aquí con el corazón lleno de alegría”.


Recordando a un autor bíblico que se pregunta qué desencadena la alegría de María que cantamos en el Magníficat, afirmó que “es una alegría que evidentemente tiene como causa la Anunciación”. Dicho autor, señaló monseñor Santiago, dice que “hay alegría en María y en círculos cercanos porque Dios está haciendo cosas grandes en gente pobre, o cosas grandes en gente humilde. Está Isabel, que tenía la pobreza de su esterilidad, y por la obra de Dios, por la gracia de Dios, ya se encuentra en su sexto mes; y está la humildad de María, que no era una muchacha que sobresaliera en su tiempo, a la cual Dios le anuncia que será la madre del Salvador”, relató. “Cosas grandes en gente pequeña, cosas grandes en gente humilde, regalos grandes en gente pobre”.

Desde allí, indicó el obispo, María canta su alegría: ‘Mi alma canta la grandeza del Señor’ y enseguida el centro es Dios ‘porque el Señor ha hecho en mí grandes cosas, Su nombre es santo, Su misericordia llega a todos, de generación en generación’. “Entonces María canta su alegría pero por la intervención de Dios en ella, y después sigue el canto de manera muy esperanzada ‘derribó a los poderosos de su trono, elevó a los humildes’, porque María canta su propia experiencia, es lo que a ella le pasó”, recordó.

En ese sentido, reconoció: “Nosotros venimos aquí con la pobreza de nuestra enfermedad, con la pobreza de un vínculo que se nos ha roto, con la pobreza de un trabajo que necesitamos, con la pobreza de nuestra soledad, y venimos confiados a María, y venimos a pedirle, como un hijo le pide a su madre, confiados, para que el Señor intervenga en nuestra vida carente y así, al menos yo entiendo por qué una gran mayoría de ustedes viene a agradecer. Venimos a agradecer, me incluyo entre los pobres, entre los carentes, venimos a María a agradecer, y no hay paro que nos pare ¡Viva la Virgen! ¡Viva María!”, exclamó, despertando una efusiva respuesta de los fieles, con vivas y aplausos.


“Es impresionante cómo con un paro general en la Argentina somos tantos o más que el año pasado, ¿Cómo puede ser?”, preguntó el obispo. “Es la fe, pero es la fe experimentada. María intervino en mi vida, vinimos porque el vínculo que se había roto se recompuso, vinimos porque en el encuentro con María, de la soledad se nos llenó el corazón”, aseguró.

“Anoche una señora me decía ‘yo aquí, padre, me curé de cáncer’. He escuchado varias cosas de estas ‘vine porque conseguí trabajo’. Es que sentimos que María intervino y entonces hacemos como anoche, cantamos… la alegría de María se hizo nuestra alegría, porque éramos como ella y porque como ella experimentamos que Dios intervino en nuestras necesidades”, sostuvo.


“Por eso, queridos hermanos, con esta experiencia, María hace que Dios intervenga en nuestra vida. Esto lo sentimos en el corazón, no es cuento, lo sentimos en nuestra salud, lo sentimos en nuestros vínculos, lo sentimos en el trabajo recuperado cuando ya no teníamos esperanza. El Señor nos acompaña, Dios es padre, la Virgen es nuestra madre, no se olvida de nosotros, y por eso nos vamos con el corazón lleno de esta fiesta”, concluyó, deseando “que la Virgen nos acompañe en este año, siga interviniendo en nuestra vida, para que la sigamos experimentando como madre, que ella nos siga haciendo cantar. Por eso, que vuelvan a casa con un corazón lleno de Dios y con la certeza de que María es nuestra madre y nos acompaña. ¡Viva la Virgen!”.+

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