Participaron de esta visita al santuario mariano la presidenta de Lituania, Dalia Grybauskaite, y el metropolita ortodoxo del país.
"Estamos frente a la Puerta de la Aurora, lo que queda del muro protector de esta ciudad que servía para defenderse de cualquier peligro y provocación, y que en 1799 el ejército invasor destruyó en su totalidad, dejando solo esta puerta: ya entonces estaba allí la imagen de la 'Virgen de la Misericordia', la Santa Madre de Dios que siempre está dispuesta a socorrernos, a salir en nuestro auxilio", recordó.
Tras destacar que, gracias a las buenas vías de comunicación, a este santuario pueden llegar lituanos, polacos, bielorrusos y rusos; católicos y ortodoxos, subrayó que "a esta facilidad para movernos de un lugar a otro" debería sumarse "la facilidad para establecer puntos de encuentro y solidaridad entre todos".
Francisco instó a los fieles a "abrirse a los demás" porque "cuando nos encerramos dentro de nosotros mismos por miedo a los demás, cuando construimos muros y barricadas, terminamos privándonos de la Buena Noticia de Jesús que conlleva la historia y la vida de los demás".
El pontífice pidió a la Virgen que ayude "a construir una patria que sabe acoger a todos, una patria que elige construir puentes y no muros, que prefiere la misericordia y no el juicio".
Finalmente, Francisco rezó un rosario con niños huérfanos y sus familia adoptivas.+
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