En la Misa de la Esperanza, Mons. Tissera llamó a ver el rostro de Cristo en nuestros hermanos sufrientes
Acompañaron también el Intendente de Florencio Varela, Andrés Watson, el cónsul de Paraguay en La Plata, Juan Ramón Cano Montanía y el ex embajador argentino ante la Santa Sede, Carlos Cúster.
A pesar de las lluvias amenazantes de la mañana, el sol de la tarde generó un marco ideal para que a las 19 pudiera celebrarse la misa en la plazoleta donde se encuentra el monumento a los caídos en Malvinas, en el Cruce Varela, lugar donde confluyen los tres partidos que integran la diócesis: Florencio Varela, Berazategui y Quilmes. Antes de la celebración, los veteranos izaron la bandera argentina bendecida por monseñor Tissera.
En vísperas de la 3ª Jornada Mundial de los Pobres, el obispo de Quilmes recordó que “la opción preferencial por los pobres es uno de los rasgos que marca la fisonomía de la Iglesia Latinoamericana” y que “estamos llamados a contemplar en los rostros sufrientes de nuestros hermanos, el rostro de Cristo”.
Al mismo tiempo, monseñor Tissera invitó a atender a los que menos tienen: “Nuestra opción por los más frágiles y pobres corre el riesgo de quedarse en un plano teórico o emotivo. Ayudémonos a tener gestos concretos”. Además, se refirió a la situación política y social que atraviesa el país: “Como pueblo argentino iniciamos un nuevo período democrático. Que la esperanza de un porvenir mejor se traduzca en vida digna, desarrollo integral, trabajo para todos, acceso a la salud y educación de calidad... Con los demás obispos argentinos decimos que «las mayores hipotecas del país siguen siendo la pobreza, la exclusión y la desigualdad»”, destacó.
En su homilía, el obispo mencionó a los mártires riojanos y al siervo de Dios Jorge Novak, primer obispo de Quilmes, a quien pidió “que interceda por nuestro pueblo, para que nunca más el hambre cunda en nuestros barrios, y para que el trabajo, el techo y la tierra sean una realidad para cada familia".
Durante la misa, las comunidades educativas diocesanas trajeron en procesión a la Virgen de Luján, y la comunidad paraguaya hizo lo propio con la Virgen de Caacupé. La comunidad boliviana se hizo presente para acercar la Palabra de Dios. Miembros de la pastoral carcelaria compartieron el testimonio de los presos, en el “momento del perdón”, mientras que el gesto de las ofrendas estuvo animado por el grupo de percusión “Caja de resonancia”.
En el cierre de la celebración, el presbítero Juan José Vasallo, vicario de Solidaridad de la diócesis, mencionó a los niños y niñas ganadores del concurso de arte, y anunció que muy pronto la vicaría abrirá el refugio “Papa Francisco” para albergar a los familiares de los internados en el Hospital “El Cruce”, a inmigrantes y a las familias de los detenidos en la Penitenciaría de Florencio Varela que vengan desde lejos a visitarlos.+
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