“Que la Virgen de Luján nos aliente a dar la vida cada día”, pidió el vicario general castrense
Concelebraron la Eucaristía el vicario general castrense, monseñor Gustavo Acuña; el capellán mayor del Ejército Argentino, presbítero Eduardo Castellanos; el capellán mayor de la Armada y canciller castrense, presbítero Francisco Rostom Maderna; el capellán mayor de la Fuerza Aérea, presbítero César Tauro; el capellán mayor de la Gendarmería Nacional Argentina, presbítero Jorge Massut; el capellán mayor de la Prefectura Naval Argentina, presbítero Diego Julio Tibaldo; el capellán mayor de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, presbítero Rubén Bonacina; el rector de la catedral castrense, presbítero Diego Pereyra; el presbítero Vicente Martínez Torrens y capellanes castrenses de las distintas Fuerzas. Asistieron autoridades de las Fuerzas Armadas y Fuerzas Federales de Seguridad, veteranos de la guerra de Malvinas, familiares de caídos, invitados especiales y fieles castrenses.
La homilía estuvo a cargo de monseñor Acuña, quien señaló: “Estamos hoy reunidos en la esperanza. Dos celebraciones en la Iglesia están muy unidas: la de todos los santos y la de los fieles difuntos”.
“Hoy rezamos por quienes están en vías de llegar al cielo, con la fe y esperanza puesta en la resurrección, pidiendo por el eterno descanso de todos los fieles difuntos, nuestras Fuerzas Armadas y de Seguridad y de modo especial por los caídos en cumplimiento y actos del servicio”, expresó.
“¿Qué quiere decir que rezamos por los difuntos?”, planteó el vicario general, y citando al papa Benedicto XVI explicó: “Debemos evitar los extremos, si en una época por ahí hemos caído en el dramatismo ante la muerte y en acentuar el sufrimiento del purgatorio y del infierno; también tenemos que tener cuidado de no caer en el otro extremo tan común hoy en día, en el que parece como que todos los que mueren son inmediatamente ‘canonizados’”.
“Para nosotros, cristianos, la realidad de la muerte tiene un sentido esperanzador porque está iluminada por la resurrección de Nuestro Señor. Aunque la muerte sea con frecuencia un tema casi prohibido en nuestra sociedad, y continuamente se intente quitar de nuestra mente el solo pensamiento de la muerte, nos toca de cerca a cada uno de nosotros, concierne al hombre de toda época y de todo lugar. Ante este misterio, todos, incluso inconscientemente, buscamos algo que nos invite a esperar, un signo que nos proporcione consolación, que abra algún horizonte, que ofrezca también un futuro”, aseguró.
“Esta celebración donde rezamos por nuestros difuntos, a la vez es un momento que nos hace detenernos a pensar, a mirar nuestra vida de cara a Dios misericordioso que ha dado a su Hijo para salvarnos. Eso nos da esperanza”, consideró el vicario. “El Señor en el Evangelio nos muestra el camino, el que recorrió Él mismo”, destacó. “Él fue el grano de trigo que cayó en tierra, murió y dio mucho fruto”.
Asimismo, pidió: “En este día en el que valoramos la entrega de la vida de muchos hermanos nuestros por el bien de la Patria, rezamos por ellos, para que definitivamente purificados participen eternamente de la victoria de Jesucristo. A nosotros esta fe en la vida eterna nos da hoy la valentía de amar aún más intensamente nuestra tierra, nuestro tiempo, haciendo presente el Reino de Dios, caminando hacia el Cielo”, sostuvo.
“Que la Santísima Virgen que acompañó firme en la esperanza a su Hijo en la Pasión y la Cruz, que se alegró en la resurrección, que la veneramos aquí como Madre de Luján que acompañó a nuestros hermanos en Malvinas, también en el dolor y cruz que vivieron, nos aliente e interceda para que vivamos dando nuestra vida cada día, como su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo”, concluyó.+
Publicar un comentario