Como explica la declaración de la CEI, mayo es el mes dedicado tradicionalmente a Nuestra Señora por la devoción popular: un tiempo marcado por la oración del Rosario, las peregrinaciones a los santuarios, la necesidad de dirigirse a la Virgen con oraciones especiales para pedir su intercesión.
Iniciar este mes con el Acto de consagración a María, en la situación actual, adquiere un significado muy especial para toda Italia. La localidad de Caravaggio, ubicada en la diócesis de Cremona y en la provincia de Bérgamo, encarna el sufrimiento y el dolor que se experimenta en una tierra severamente probada por la emergencia sanitaria del Covid-19.
El cardenal Gualtiero Bassetti, presidente de la CEI, subrayó que el acto de consagración está “ligado a la fiesta de San José” y “nos recuerda, por lo tanto, el mundo del trabajo que está en gran parte bloqueado”, explicó, y “es necesario, incluso de las formas autorizadas, que se haga todo lo posible para reiniciarlo”.
Pensando en la Sagrada Familia donde todos han trabajado sin cesar, el cardenal añadió que “el trabajo no es solo un factor económico, es también un hecho inherente a la vocación del hombre que imita a Dios que creó el mundo”. “El trabajo crea relaciones”, continuó, “el trabajo siempre genera comunidad, genera diálogo, genera conversaciones, por lo que el trabajo es realmente necesario para la vida humana. Así que queremos subrayar estos valores en los que nosotros, como Iglesia, creemos profundamente”.
El santuario de Caravaggio, situado a unas docenas de kilómetros de Milán, está en el corazón de Lombardía, construido entre los siglos XVI y XVIII. En este lugar, el 26 de mayo de 1432, la Virgen María se le apareció a una joven campesina de la zona, Giannetta de ‘Vacchi. +
Publicar un comentario