Mons. Lozano: “El amor a la verdad no da derecho a mirar por arriba del hombro a nadie”

Mons. Lozano: “El amor a la verdad no da derecho a mirar por arriba del hombro a nadie”

Gualeguaychú (Entre Ríos) (AICA): “En este tiempo de Cuaresma me estoy preguntando: ¿cuántos presos visité, a cuántos enfermos? ¿Cuánto tiempo dedico a los enfermos y a los pobres? ¿Cómo anda mi termómetro en obras de misericordia? Hablando en cristiano, el amor a la verdad no da derecho a mirar por arriba del hombro a nadie. No te la creas”, sugirió el obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, en su columna semanal y, tras recordar que la Cuaresma es “un tiempo propicio para la sinceridad con uno mismo”, invitó a pedirle a Jesús que “nos pacifique el corazón y seamos testigos de la misericordia”.
“Amor a la Verdad, ¿y odio al que miente?”. Tal el planteo que hizo monseñor Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaychú en su reflexión semanal, y reconoció: “El interrogante no es ingenuo, sino bien realista”.

“La primera parte de la formulación es medianamente aceptada, pero la segunda nos cuestiona. En tiempos en los cuales el relativismo parece imponerse y en los cuales también parece que da lo mismo una cosa que otra, el amor a la verdad es muy importante. Sin afirmación de la verdad el bien se vuelve sin raíces y queda liberado a los vaivenes del sentimiento”, aseveró.

El prelado admitió, sin embargo, que “adhiriendo con firmeza a la verdad, podemos llegar a ser inflexibles con quien miente, desarrollando incluso sentimientos de rencor y desprecio” y explicó el concepto con una enseñanza de Jesús muy elocuente: “El siempre estuvo dispuesto a perdonar y buscó a los pecadores. Cuando lo criticaban por eso, enseñó: ‘No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores’”.

“Esta enseñanza de Jesús muchas veces cuesta aceptarla, o como decimos de entre casa, cuesta digerirla”, admitió.

Monseñor Lozano puso como ejemplo el caso de una mujer que se quejaba de un obispo y decía: “Tenés que ser pecador para que te responda un mail”, y el prelado manifestó que para sus adentros pensó. “¡qué elogio le hizo!”.

“También escuché gente que critica porque visitamos a los presos diciendo ‘van a ver a los delincuentes’. Como si por su condición de detención hubieran perdido su dignidad. O como si hubiera delincuentes buenos que merecen ser visitados y otros que no”, agregó.

El obispo gualeguaychense recordó que al hacerlo “en realidad no hacemos otra cosa que cumplir con la enseñanza de Jesús ‘estuve preso y me vinieron a ver’, tan clara y elocuente que nada lo puede diluir o rebajar. Y tan importante es este mandato que la tradición de la Iglesia quiso conservarla como una de las obras de misericordia corporales”.

“En este tiempo de Cuaresma me estoy preguntando: ¿cuántos presos visité, a cuántos enfermos? ¿Cuánto tiempo dedico a los enfermos y a los pobres? ¿Cómo anda mi termómetro en obras de misericordia? Hablando en cristiano, el amor a la verdad no da derecho a mirar por arriba del hombro a nadie. No te la creas. La Cuaresma es un tiempo propicio para la sinceridad con uno mismo. Pidamos a Jesús nos pacifique el corazón y seamos testigos de la misericordia”, concluyó.+

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