Mons. Torrado Mosconi llamó a ser “signos de esperanza” en un mundo desgastado por el egoísmo
Un gran número de fieles, en su mayoría jóvenes, caminaron los 50 kilómetros acompañados y animados por los seminaristas de la diócesis. La peregrinación, que comenzó al cerrar la puerta santa del Año de la Misericordia, fue un signo de la “Iglesia en salida”, respondiendo al pedido del papa Francisco de salir hacia las periferias humanas y existenciales.
A la mañana siguiente se celebró una misa que presidió monseñor Torrado Mosconi y concelebraron numerosos sacerdotes de la diócesis. Los monjes recibieron con una gran hospitalidad a los jóvenes peregrinos y estuvieron disponibles para administrar el sacramento de la reconciliación.
En su homilía, el obispo destacó que la experiencia existencial de peregrinar “evoca las vicisitudes de la vida cristiana: el entusiasmo de la salida, el cansancio de la mitad del camino, la alegría de la llegada. Así nuestra vida es un camino en el cual debemos ser constantes en el seguimiento de Jesús, sabiendo que estamos bajo la mirada de Dios que cuida cada uno de nuestros cabellos", y el consuelo de la Virgen que nos anima a cantar las maravillas de la obra de Dios.
El prelado exhortó a los jóvenes a ser signos de esperanza en medio de un mundo viejo y desgastado por el egoísmo, y a tener las actitudes misericordiosas de Jesús, que hace nuevas todas las cosas: estar cerca de los pobres, los enfermos y de todos los que son considerados “lo que sobra” en la sociedad.+
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