Estuvieron presentes el presidente de la CEA, monseñor José María Arancedo (Santa Fe de la Vera Cruza); el vicepresidente primero, cardenal Mario Aurelio Poli (Buenos Aires), el vicepresidente segundo, monseñor Mario Antonio Cargnello, y el secretario general, monseñor Carlos Humberto Malfa (Chascomús).
Macri estuvo acompañado por el jefe de Gabinete, Marcos Peña; el secretario de Coordinación Interministerial, Mario Quintana; el secretario de Culto de la Nación, Santiago de Estrada y el subsecretario del área, Alfredo Abriani.
La mesa ejecutiva de la CEA saludó al primer mandatario y a sus colaboradores, y recordó los términos del mensaje de Navidad que hace unos días publicó la Comisión Permanente, en el que se advertía sobre la responsabilidad de la dirigencia en orden a crear las condiciones del bien común que permitan el desarrollo integral de los argentinos.
Particularmente se recordaron temas que son constantes en la consideración de la Iglesia como resonancia temporal del Evangelio y que hacen a la cultura del diálogo y el encuentro, del trabajo y la solidaridad, como también la preocupación por los pobres y el flagelo del narcotráfico.
En este contexto de diálogo cordial y sin agenda previa, se habló también de temas que hacen a la cultura y a la educación como base que debe sostener todo proyecto permanente de país.
Asimismo, se recordó que se acaba de celebrar el Bicentenario de la Patria, con el testimonio ejemplar de los constituyentes y de la Casa de Tucumán, como imagen de una Argentina unida en un mismo proyecto, con la riqueza de la diversidad.
Finalmente se le hizo entrega al Presidente de un pesebre destinado a su hija Antonia.
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