Mons. Torrado Mosconi llamó a reavivar la esperanza, fortalecer la unidad y alentar la misericordia

Mons. Torrado Mosconi llamó a reavivar la esperanza, fortalecer la unidad y alentar la misericordia

Nueve de Julio (Buenos Aires) (AICA): En su mensaje de Navidad, el obispo de Nueve de Julio, monseñor Ariel Torrado Mosconi, invitó a la comunidad diocesana a tomarse “la tarea espiritual de implorar y regenerar en el interior la virtud de la esperanza para poder ser sus mensajeros y testigos en medio de nuestros hermanos”, exhortó a ser “verdaderos trabajadores y constructores de amistad social, de unidad y de paz, mediante el diálogo y la compasión” y encomendó como prioridades trabajar “unidos como Iglesia particular por las familias, los jóvenes y los pobres”.
El obispo de Nueve de Julio, monseñor Ariel Torrado Mosconi, aseguró que gracias a “la luz que renueva todas las cosas” se puede hacer una mirada realista y esperanzada de la coyuntura del país, marcada por “signos y síntomas de desaliento y desánimo, de agresividad y violencia, de corrupción e injusticia que se entrelazan y conviven con gestos y acciones de rectitud y honestidad, generosidad y grandeza”.

“Para poder reavivar la esperanza, entre tantas voces y ‘ruidos’ que escuchamos a diario en medio de las fiestas no dejemos de buscar en nuestra vida cotidiana, en medio del ajetreo y la vorágine del final del año, espacios y momentos de silencio para ponernos en oración a la escucha de la verdadera Voz, la Palabra de Dios, que nos inunda con su luz, nos purifica interiormente, nos inflama en la caridad y nos alienta en el seguimiento y el testimonio del Señor Jesús”, propuso en su mensaje de Navidad.

El prelado invitó a la comunidad diocesana a tomarse “la tarea espiritual de implorar y regenerar en nuestro interior la virtud de la esperanza para poder ser sus mensajeros y testigos en medio de nuestros hermanos” y exclamó: “¡Que hermosa misión la de animar y alentar a vivir en la esperanza!”.

Monseñor Torrado Mosconi afirmó sobre “uno de los dramas del mundo globalizado” es que persisten la indiferencia y la soledad, las distancias del odio y de las guerras, y advirtió que uno de los problemas de la sociedad argentina son “las llamadas ‘grietas’ que se profundizan, las diferencias que se ahondan y, una tentación permanente para nuestras familias y toda comunidad es siempre la de la división o la falta de unidad”.

Tras destacar que el papa Francisco “ha desarrollado todo un verdadero magisterio sobre la ‘cultura del encuentro’ como posibilidad de diálogo, entendimiento y convivencia ante las diferencias y enfrentamientos”, señaló que “la Navidad nos llama a redescubrir la unidad de todo el género humano, la salvación se ofrece a todos los hombres y a todos los pueblos”.

Asimismo, exhortó y convocó a ser “verdaderos trabajadores y constructores de amistad social, de unidad y de paz, mediante el diálogo y la compasión, tanto en las familias quebrantadas, como en los ambientes eclesiales, como en el conjunto de la sociedad” y alertó: “La debilidad de los vínculos heridos, el riesgo del enfrentamiento y la tentación de la desunión son posibilidades siempre al acecho”.

“Como hermano, amigo y vecino les pido que nos esforcemos incansablemente –tanto en la sociedad como en el seno mismo de la comunidad eclesial- por lograr la complementariedad y la armonía ante la fragmentación y la dispersión. ¡No podemos dejar que gane el fantasma de la división!”, sostuvo.

En relación con el Año de la Misericordia que terminó el 8 de diciembre, monseñor Torrado Mosconi insistió en “proponer y encomendar como prioridades pastorales -así lo hacía al asumir este encargo pastoral hace un año- que trabajemos unidos como Iglesia particular por las familias, los jóvenes y los pobres”.

“Debemos trabajar para fortalecer los vínculos de comunión en nuestros hogares, más allá de las heridas y vulnerabilidad de los lazos en tantas familias. Que en esta Navidad podamos superar todas las formas de violencia familiar, especialmente la violencia hacia la mujer que avergüenza y lástima a tantos hogares. Que ningún niño y joven se sienta solo por la indiferencia y el egoísmo de los mayores que lo exponen a la búsqueda de falsas compensaciones en el alcohol y las drogas. Que la Iglesia, el estado y toda la sociedad puedan tener una mayor presencia entre los barrios más pobres y postergados”, precisó.

“La luz de la fe se asoma y llega al mundo entero por la puerta siempre abierta de la misericordia que se manifiesta, especialmente en este tiempo, en el Pesebre de Belén. Imploremos confiada, humilde y fervientemente que esa luz llegue a nuestra diócesis, a la Iglesia y al mundo entero que tantas veces camina y se debate en medio de la oscuridad. ¡Así seremos verdaderamente el pueblo que se deja iluminar por la luz de la Navidad y, transparentando esa luz, ayudaremos a salir a los demás de cualquier tipo de confusión y disiparemos las tinieblas de la tristeza y la desesperación, del odio, la división y la violencia, de la indiferencia, la falta de compasión y de amor!”, concluyó.
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