Mons. Malfa: “Hay que hacer lo imposible para que termine el tormento a los niños"
“La luz de Belén no se apagó nunca, en aquel Niño acostado en un pesebre Dios nos ha mostrado la gloria del amor que se da a sí mismo como don para conducirnos por ese camino”, subrayó.
“En cada niño hay un reflejo del Niño de Belén y cada niño reclama nuestro amor. En esta Navidad pensemos en los niños que tienen negado el amor de sus padres, en los niños de la calle que no conocen el calor de un hogar, en los niños heridos en lo más profundo de su alma por la industria de la pornografía y todas las formas abominables de abuso. El Niño de Belén nos llama a hacer todo lo posible y aún lo imposible para que termine el tormento de estos niños”, reclamó.
El prelado aseguró que “allí donde nació la fe en aquel Niño, floreció también la bondad hacia los demás, la solicitud hacia los más débiles y los que más sufren”.
“Si la llama de la bondad de Dios que se enciende en nuestro corazón es verdadera, nos abre también al reconocimiento del hermano. Así respondemos al llamado constante del papa Francisco a la cultura del encuentro que exige sostener el diálogo social promoviendo actitudes de respeto y escucha mutuas. En el centro de ese diálogo debemos poner a los más pobres que necesitan hoy de una ‘justicia demasiado largamente esperada’”, sostuvo citando a San Juan Pablo II.
Por último, monseñor Malfa afirmó que “ser reflejo de la Bondad de Dios nos recuerda en la Navidad las palabras de Jesús que 'invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. ¡Feliz de ti porque ellos no tienen como retribuirte y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!' Así se cumplirá lo que cantaron los ángeles aquella noche del nacimiento de Jesús: ‘¡Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor!’”.+
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