El delegado de comunicación de San Luis se refirió a la actualidad de la Iglesia
Haciendo un balance de los sucesos que más impactaron en 2016, el presbítero Alan dijo que "en el orden mundial, este año que pasó nos dejó en las puertas del Padre Misericordioso, enseñándonos a escuchar el latido de su corazón. Hemos comprendido que Dios no nos puede dejar de amar, porque es infinita su misericordia, y que adentrándonos en nosotros mismos para reconocer nuestras debilidades y miserias a la luz de la misericordia de Dios, es como somos redimidos. Nada hay que Él no pueda redimir, si nosotros lo asumimos y se lo presentamos".
Respecto a la canonización del Cura Brochero y la beatificación de Mama Antula, el sacerdote consideró que “son dos regalos que hemos recibido los argentinos”, y son acontecimientos que “nos marcan el norte como Iglesia: qué virtudes debemos practicar, y qué perfil de santidad debemos buscar. Los dos fueron sencillos, cercanos, entregados, sin rodeos. Por amor de Cristo, sortearon muchas barreras para evangelizar y hablar de Dios", meditó.
Con respecto a la diócesis de San Luis, el presbítero aseguró que en el 2016 se vivió con mucha fuerza el Año de la Misericordia mediante las diversas celebraciones jubilares que propuso el obispo, monseñor Pedro Daniel Martínez Perea, y que fueron ocasión “de poner en movimiento a la Iglesia de San Luis, y de manifestar sus acciones pastorales en la comunidad".
Asimismo, el sacerdote destacó el papel que en 2016 tuvieron las misiones diocesanas desplegadas en la ciudad de La Punta, en la comunidad de la parroquia San Luis Rey, de San Luis, y las dos misiones en Villa Mercedes en la zona de La Ribera: "Allí se pudo ver el compromiso de una 'Iglesia en salida', y la manifestación de la unidad en la diversidad de la Iglesia, porque se unieron los esfuerzos de todas las instituciones y movimientos laicales y religiosos para lograrlas. Asistimos a la tarea misionera de una Iglesia en marcha, que hacía mucho tiempo que no veíamos y que, por cierto, ya marca la agenda diocesana de 2017, puesto que estas misiones se seguirán realizando", expresó.
El delegado de comunicación presentó también los proyectos y desafíos para 2017. Explicó que este año será iluminado por el jubileo de los 100 años de las apariciones de la Virgen de Fátima, que comenzó el 27 de noviembre de 2016 y se extenderá hasta el 26 de noviembre de 2017, según lo ha decidido el papa Francisco, y recordó que el Sumo Pontífice ha otorgado indulgencias plenarias en cada parroquia, capilla y oratorio donde se venere públicamente a la Virgen de Fátima cada día 13, desde mayo hasta octubre del año jubilar.
En ese sentido, "tendremos la gracia de seguir profundizando el camino de la misericordia de la mano de María", animó el vocero del Obispo, anunciando que "en la diócesis de San Luis monseñor Martínez Perea propone a toda la feligresía que en cada capilla y parroquia se renueve la consagración al Inmaculado Corazón de María, y que tras concluir este nuevo año jubilar, se realice un acto de consagración de todos y de cada uno, en unidad de fe junto al obispo, el 8 de diciembre en la ciudad de San Luis".
En cuanto a los diversos problemas sociales que se viven en la Argentina, el sacerdote manifestó que el 2017 nos desafía a seguir siendo una Iglesia cercana, por cuanto "hemos iniciado el año golpeados por las inundaciones en el litoral y los incendios en el sur". El padre Alan advirtió además sobre las fuentes de trabajo que se están perdiendo también en la provincia de San Luis, y manifestó su deseo de que "este año se puedan superar la desocupación, carencias de vivienda, nutrición y educación, necesidades que se han incrementado, a juzgar por el aumento de servicios ofrecidos por Cáritas, para que cada uno pueda comer en su mesa, como fruto de su propio trabajo".+
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