Participaron de la misa la delegada episcopal para la Pastoral Social diocesana, doctora María Andrea Piñeda y diversos dirigentes gremiales agrupados en la CGT Regional de Villa Mercedes. En la celebración eucarística se rezó por los trabajadores y sus familias, para que se generen empleos dignos y genuinos, y para que en comunidad se fortalezcan los corazones para el diálogo, la búsqueda sincera del consenso y la construcción del bien común.
En su homilía, el padre Daminato invitó a renovar la confianza en Cristo "para que tengamos nuevas fuentes dignas y estables de trabajo" y que por su poder "se suscite la mejor buena voluntad en los gobernantes, empresarios, sindicalistas y trabajadores para encontrar las soluciones".
El vicario hizo llegar a los fieles "el saludo y bendición del obispo de San Luis, monseñor Pedro Daniel Martínez Perea, como gesto sincero de acercamiento y solidaridad a todos los hermanos que han perdido el trabajo y a sus familias, pidiendo por la pronta solución de este problema".
Llamando a la unidad, el sacerdote recordó las palabras de San Pablo que "exhorta a que no haya divisiones y tengamos una misma manera de pensar y de sentir", y que "busquemos la unidad en las legítimas diferencias porque el Señor llama a todos a formar parte de su Reino", y agregó que “la Iglesia es una familia, una comunidad de fe y de amor, y esa unidad es el testimonio necesario para que el mundo crea”.
"Vivir en unidad, implica la aceptación del misterio de que la Iglesia es una realidad humana y divina al mismo tiempo: pecadora, siempre llamada a la conversión, y santa porque es obra de Dios, no es una mera asociación humana que cada uno puede hacer a su manera. Cristo ama a su Iglesia como el esposo a su esposa y le prodiga amor fiel, aun cuando nosotros seamos infieles. Esa comunión y unidad es el modelo para toda unidad social", sostuvo el sacerdote.
"Hoy nos preocupa la pérdida de trabajo de tantos hermanos, porque eso provoca un quiebre en la sociedad”, destacó el padre Daminata, explicando que "en el plan de Dios el trabajo es un deber y un derecho" y que "el trabajo genuino y estable es cimiento para nuestras familias y para nuestra sociedad".
El padre Daminato invitó a "recuperar el sentido y la cultura del trabajo para afrontar el desequilibrio social, a solidarizarnos con los que sufren por falta de trabajo o salario insuficiente, ya que remediar estas situaciones es un acto de justicia social".
El vicario episcopal llamó a la esperanza y al diálogo pidiendo que "no seamos instrumentos de una mera economía deshumanizante. Aprovechemos esta situación para ejercitar el diálogo para encontrar la salida, siendo protagonistas de la generación de trabajo genuino y estable, en defensa de nuestras familias y de nuestra sociedad", alentó.
Para finalizar, invitó a renovar la confianza en Cristo, quien “conoce nuestras necesidades y nos mira con amor en nuestro trabajo, bendiciendo todo lo que hacemos bajo su mirada. Pidámosle con confianza la gracia de que tengamos nuevas fuentes dignas y estables de trabajo; que por el poder de Cristo, se suscite la mejor buena voluntad en los gobernantes, empresarios, sindicalistas y trabajadores para encontrar las soluciones", concluyó.+
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